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Reportaje:

México, en un charco

El bloqueo de las reformas estructurales impide a su economía aprovechar la reactivación de EE UU

Juan Jesús Aznárez

México depende mucho de los ciclos económicos de EE UU, en cuyos mercados concentra casi el 90% de sus exportaciones, pero acabará 2003 sin haber podido aprovechar el repunte del vecino, porque éste se fundamentó en el alza del consumo y los servicios, entre otros factores no endosables automáticamente, según el Banco de México. El PIB nacional creció sólo un 0,4% en el tercer trimestre contra el 7,2% de EE UU. México debe fortalecer su economía interna para evitar una dependencia que es casi un yugo, y para aumentar la productividad y flexibilidad y el ahorro a fin de que sus 50 millones de pobres, la mitad de sus habitantes, pasen a convertirse en consumidores registrados como tales.

Estabilidad y disciplina fiscal han deparado mejoras en IPC y solvencia, pero el aumento del PIB es escaso en un país con 50 millones de pobres
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Crecer más para generar el mismo empleo

México, de todas formas, sigue siendo una nación de bajo riesgo, de acuerdo con las calificadoras internacionales (ha pasado de 420 puntos base a 220, casi la mitad de lo establecido al principio de la presidencia de Vicente Fox, en diciembre de 2000).

La oficina de Eduardo Sojo, coordinador de Políticas Públicas de la Presidencia, señala que los papeles del Estado antes se colocaban a un año y ahora a 20 años, en pesos y a tasa fija; las tasas de interés, nominales y reales, disminuyen; aumenta el poder de los salarios; disminuyen los precios de la canasta básica, sin precisar qué contiene, y las cuentas externas están en orden y se financian con recursos de largo plazo. La inflación, que trepó años atrás hasta el 9%, cerrará este ejercicio por debajo del 4%, y el déficit público rondará el 0,53% del PIB en 2003.

La estabilidad y la disciplina fiscal han permitido, subrayan fuentes oficiales, que México salga mejor librado del embate de la recesión mundial que los demás países de la región. La inversión extranjera directa alcanzará los 12.193 millones de dólares a final de año y las exportaciones totales sumaron de enero a octubre 136.566 millones, un 1,8% más que en igual periodo de 2002. La suma de las exportaciones e importaciones suponía el 27% del PIB en 1994, porcentaje que sobrepasó el 50% en la actualidad. No obstante, según grupos privados, la depreciación del peso de enero a septiembre ha sido casi del 26%.

Escepticismo

Pero las grandes cuentas positivas no impresionan, ni tampoco se las creen, a los millones de mexicanos que se dicen con el agua al cuello o emigran. Para Alberto Espinosa, presidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), el principal problema es la ausencia de sincronía entre la actividad económica nacional, cuyo PIB apenas aumentará un punto y medio a finales de año, con el motor de EE UU. Aun con la recuperación norteamericana, México no podrá crecer más allá del 3% en 2004, dice. No existen las condiciones, agregó en conferencia de prensa, para la recuperación de la industria manufactura, ni para la masiva creación de empleo.

Las expectativas serían diferentes, dicen los hombres de negocios, de aprobarse las reformas estructurales en manos del Congreso. Desde hace meses, el Gobierno maniobra con la oposición para tratar de convencerla de las bondades de la reforma fiscal y de la apertura eléctrica que considera necesarias para recaudar e invertir más socialmente y, en suma, acelerar el crecimiento en dos puntos. El opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI), que sufre una grave crisis interna, es mayoría relativa en las dos Cámaras y niega su apoyo por razones ideológicas, electoralistas o de otro tipo.

México necesita crecer a un ritmo superior al 5% para generar el empleo que requiere una nación con casi la mitad de su población activa en la informalidad o en la precariedad. El Gobierno se dice frustrado por las oportunidades perdidas y sus portavoces dicen que, mientras en otros países y Congresos se toman decisiones, aquí las discusiones se eternizan.

Recientemente, el ministro de Hacienda, Franciso Gil, anticipó un escenario desolador si las reformas no pasan: crisis financiera, devaluaciones, altas tasas de interés, mayor endeudamiento y menor inversión social. "No es una amenaza, pero la opción de que no se aprueben las reformas podría representar un regreso a épocas de bajo crecimiento, alta inflación y fuerte endeudamiento", dijo.

La austeridad se impone. Pese a que el precio promedio del crudo mexicano de exportación será de 24,07 dólares por barril este año, Gil presentó ante la Cámara de Diputados un proyecto de ingresos y presupuestos generales restrictivos: un recorte de un 3,1% en términos reales, y una previsión de crecimiento de la recaudación de un 1,1%.

La reforma tributaria del Ejecutivo fue rechazada el jueves, 11 de diciembre, por el pleno del Congreso. Establecía una unificación del IVA del actual 15% al 10%, pero acabando con las numerosas exenciones existentes, incluidos alimentos y medicinas. Se trataba de ampliar la base de recaudación, una de las más bajas de las economías occidentales. Asimismo incluía bajar el impuesto sobre la renta (ISR), actualmente del 34%, a un 25% para personas y 33% para empresas en 2004.

Las culpas del débil crecimiento y del estancamiento de las reformas son diversas, pero las consecuencias, concretas. Jonathan Heath, de Latin Source México, dice que el empleo formal está en el nivel más bajo de los últimos 18 meses, muy por debajo del nivel que existía cuando Fox empezó su gestión, en diciembre de 2000. Entre 1997 y 2000, el promedio anual de crecimiento fue del 5,5%. Según Hacienda, el PIB del tercer trimestre en el sector servicios creció un 1,5%; el agropecuario, un 1,9%, y la construcción, el 3,1%, pero el industrial cayó un 2%, arrastrada por el 3,6% de la recesión manufacturera, y tuvo un negativo efecto en otros sectores.

Piratería

Algunos signos son evidentes en las calles de México: 10 millones de personas viven de la piratería, según la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin). En 2002, ese fenómeno produjo al sector industrial casi 16.000 millones de dólares en pérdidas, denunció su presidente, León Halkin. "La piratería se ha introducido en nuestra sociedad, convirtiéndose en una plaga difícil de desterrar".

Analistas del Centro de Estudios del Sector Privado sostienen que los efectos de la recuperación de EE UU se retrasarán. Mientras tanto, el Gobierno invirtió millonadas en la construcción de viviendas e infraestructuras para impulsar el desarrollo del mercado interno, que no acaba de despegar. Las maquiladoras, cadenas de montaje de capital extranjero instaladas en la frontera con EE UU, tampoco acaban de superar la crisis.

Trabajadoras de una fábrica de propiedad norteamericana en la localidad de Reynoso (México).
Trabajadoras de una fábrica de propiedad norteamericana en la localidad de Reynoso (México).AP

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