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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El compromiso alemán

Los escépticos que dudaban de la voluntad o de la capacidad del canciller alemán, Schröder, para concretar un programa de reformas de la economía alemana tendrán que admitir que sus cautelas no estaban del todo fundadas. El acuerdo alcanzado la madrugada del jueves anticipa algunas de las más significativas reformas económicas incorporadas en la Agenda 2010, destinada a eliminar los obstáculos estructurales que se interponen al crecimiento de la principal economía europea. El Gobierno no ha conseguido todo lo que pretendía, pero, sobre la base de ese consenso idiosincrático del sistema económico alemán, lo acordado contribuirá a extender la confianza de la que llevan haciendo gala los empresarios a otros agentes económicos en ese país.

El principal escollo de ese acuerdo entre el Gobierno y la oposición era cómo financiar la pérdida de ingresos que va a provocar la bajada de impuestos. El recorte previsto de 15.600 millones de euros quedará finalmente en 7.800 millones, dada la negativa de la oposición democristiana a financiar esa brecha con un mayor endeudamiento público. Otros 5.300 millones de euros adicionales procederán de ingresos procedentes de privatizaciones y el resto se distribuirá entre la reducción de algunos subsidios y nuevas emisiones de deuda.

El otro gran bloque de reformas acordadas es el relativo al mercado de trabajo. Recortes de gran significación en el subsidio del desempleo de larga duración y obligatoriedad para los desempleados de aceptar puestos de trabajo con niveles salariales inferiores. A las empresas con menos de diez trabajadores se las excluye de las reglas del sistema de protección de desempleo. Aunque la oposición retiró sus propuestas de ley con el fin de conseguir una mayor flexibilidad en el proceso de negociación colectiva a nivel local, se ha decidido que se establecerán normas en ese sentido si las partes no alcanzan un acuerdo en el plazo de un año.

Aunque los efectos no sean inmediatos, las señales que emergen de ese compromiso son inequívocamente favorables. Contribuirán a reforzar los indicios ya emergentes de recuperación de esa economía. Pocas horas después del acuerdo, el instituto IFO anunciaba que su índice de clima empresarial había registrado otro ascenso, hasta situarse en el 96,8, el nivel más alto desde enero de 2001. Aun cuando ese repunte de la confianza empresarial descanse mayoritariamente en su componente de expectativas y no tanto en la percepción de las condiciones empresariales actuales, hace buenas aquellas presunciones de recuperación de esa economía a lo largo de los próximos meses. Y eso no sólo es bueno para Alemania, sino para todo el continente.

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