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LA CAPTURA DE SADAM | Las protestas

A la caza de los sospechosos en el hospital

En el barrio bagdadí de Adamiya el odio a Estados Unidos se palpa. La mayoría de sus vecinos son musulmanes suníes. Muchos de ellos sólo esperaron unas horas, tras conocer la captura de Sadam Husein, para manifestarse en apoyo al ex dictador.

La protesta del domingo concluyó sin altercados, pero el lunes por la tarde la violencia se desbordó. Varios dueños de comercios situados frente a la sede policial afirman que los soldados estadounidenses dispararon y mataron a varias personas (entre cinco y ocho) e hirieron a decenas. También cuentan que más tarde, al menos un par de manifestantes lanzaron bombas caseras contra los militares junto a una mezquita cercana.

No se ha confirmado el número de víctimas, pero ayer por la mañana, los soldados entraron en un hospital del barrio en busca de heridos. "Si los encuentran, se los llevan", dice una enfermera. "No sería la primera vez que ocurre".

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En el hospital Al Numan, tres uniformados (acompañados por un iraquí con la cara cubierta por un pasamontañas) cargan sus armas antes de detenerse, a las 11.15 (dos horas menos en la España peninsular), en las cuatro salas del centro clínico, que cuentan con media docena de camas cada una. Pero los seguidores de Sadam ya deben saber que, en caso de ser alcanzados por una bala, es mejor permanecer el menor tiempo posible en el hospital. La tarea de los militares se prolongó unos minutos. Ayer se fueron con las manos vacías.

Delante de la mezquita del imam Abu Hanifa, en la plaza de Antar, a pocos centenares de metros de la comisaría, los ánimos estaban ayer a mediodía muy exacerbados. Al menos dos charcos de sangre y varios impactos de balazos en una caseta metálica revelan que en la noche del lunes la refriega fue de consideración. Tras el altercado en la comisaría, que comenzó poco después de las cuatro de la tarde, los disturbios se extendieron a la plaza.

"Mucha gente fue a coger sus pistolas y fusiles Kaláshnikov, y dos iraquíes lanzaron bombas contra los estadounidenses. Los helicópteros Apache comenzaron a sobrevolar la zona y dispararon contra los manifestantes", relata Hasan, dueño de una pequeña tienda. Otro joven, muy excitado, asegura que hubo varias "escaramuzas". "Los americanos", prosigue, "mataron a cinco manifestantes, pero muchos fueron heridos y de otros tantos no se sabe dónde están". El joven destaca sonriente que los leales a Sadam Husein dispararon "contra vehículos militares" de las fuerzas de ocupación y que acabaron con la vida de una "mujer militar", una pérdida que no se ha confirmado.

El asunto de las personas en paradero desconocido es el que hacía peregrinar ayer a muchos ante la comisaría de Adamiya. El tendero Hasan afirma que reciben la respuesta de que "deben de ir a buscarlos a los hospitales". Ese edificio policial ha cambiado radicalmente su aspecto desde el anuncio de la detención de Sadam Husein en su agujero de Al Duri, a 160 kilómetros al norte de Bagdad.

La comisaría de Adamiya fue tomada de nuevo el domingo por la noche por la fuerzas de EE UU. Ayer estaba rodeada por una decena de vehículos militares de Estados Unidos. Los sacos terreros protegían a un par de soldados en el tejado. Otro vigilaba desde una pequeña torreta. Sus compañeros, a ras de suelo, observaban con prismáticos los movimientos de cualquier persona que se aproximaba al recinto acordonado con alambre de espino y bloques de cemento. La tensión se reflejaba en los semblantes de todos ellos.

Los soldados estadounidenses hace ya semanas que se habían retirado de los edificios de la policía, dejándolos en manos de los flamantes agentes iraquíes. Pero el atentado del lunes en Jaldiya, en los alrededores de la capital iraquí, en el que murieron 20 personas entre uniformados y civiles, y el del lunes en Bagdad, donde fallecieron otras nueve personas, han forzado su regreso.

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