La fiscal pide 7 años de cárcel para un acusado de intentar matar a su mujer
Silverio López, de 50 años, se sentó ayer en el banquillo de los acusados de la sección tercera de la Audiencia de Valencia para responder de la acusación de homicidio en grado de tentativa contra su mujer, por lo que la fiscal pide para él siete años de cárcel. El acusado dijo ante el tribunal no recordar lo que ocurrió la madrugada del 10 de octubre de 2000. Según el relato del fiscal, Iris Ana Rico, la esposa del acusado, llegó de trabajar al parking en el que estacionaba su vehículo a las 4.00 del 10 de octubre de 2000, en la calle de La Font de Cullera. La mujer aparcó el coche y antes de bajar apareció Silverio López. Ella se asustó primero y le preguntó después qué hacía allí escondido. "De aquí no vas a salir, so puta, te voy a matar". Y acto seguido, con las manos enfundadas en guantes, comenzó a asestarle varias puñaladas, que finalmente le causaron seis heridas abiertas en la cara, las manos, el abdomen y la espalda, ninguna de gravedad. Entre ambos hubo un forcejeo en el que finalmente la acusada logró zafarse y salir a la calle a pedir auxilio. Minutos después de la agresión, agentes de la policía local y de la Guardia Civil encontraron a Silverio López en el hueco abierto entre la parte trasera del edificio en el ocurrieron los hechos y la montaña. Quienes lo detuvieron no pudieron precisar si estaba allí escondido o si se cayó en la huida. Silverio López había sufrido un accidente varios años antes de lo sucedido -por lo que permanece en prisión provisional- a consecuencia del cual había perdido cierta movilidad en las piernas y sufría, según explicó en el juicio, una depresión de la que se trataba con fármacos de forma irregular.
La víctima explicó al tribunal que en junio del año en que ocurrieron los hechos habían iniciado los trámites de separación, no sin disputas. Dijo que durante su matrimonio había sufrido continuas agresiones, incluso un intento de estrangulamiento, y que su marido bebía de forma habitual. "Quiero creer que si aquella noche no hubiera bebido no habría querido matarme", manifestó.
Los forenses determinarán en las sucesivas sesiones previstas para esta semana si el acusado se encontraba o no bajo los efectos del alcohol y los medicamentos cuando ocurrieron los hechos. La fiscal entiende que así fue pero a la hora de fijar la pena ha tenido en cuenta la circunstancia agravante de parentesco. De un delito penado con entre cinco y diez años, ha fijado en siete la condena de prisión, así como una indemnización de 3.900 euros por las lesiones y secuelas.
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