"Me interesa la traducción fundamentada en una honda experiencia literaria"
Vicente Fernández (Talavera de la Reina, 1953) obtuvo recientemente -y por segunda vez en su carrera- el Premio Nacional de Traducción gracias a su trabajo con Verbos para la rosa, del poeta griego Zanasis Jatsópulos. Profesor de la Universidad de Málaga, es especialista en la obra de Constantino Cavafis, al que dedicó el estudio La ciudad de las ideas. Sobre la poesía de C. P. Cavafis y sus traducciones castellanas. La edición premiada de Verbos para la rosa fue publicada en Málaga por la colección Cuadernos de Trinacria, que dirige Aurora Luque. Asimismo, coordinó el número monográfico que la revista Litoral dedicó a dicho autor. Su peculiar concepción de la traducción le ha llevado a asegurar que pasa del dilema entre libertad y literalidad: "Me interesa la traducción fundamentada en una honda experiencia literaria, la experiencia de la lectura del original, la experiencia de la escritura de la versión", asevera.
Pregunta. ¿Cuál es la singularidad del libro premiado, Verbos para la rosa?
Respuesta. Es un libro de poética que al mismo tiempo es poesía. Lo contrario es lo habitual. Para mí fue toda una experiencia leerlo y traducirlo. Traducirlo y leerlo. Lo recomiendo vivamente.
P. Es usted reincidente en el premio Nacional. Modestia aparte, ¿cómo valora este hecho?
R. Es muy importante -habida cuenta de la cantidad y calidad de traducciones de obras literarias publicadas en España todos los años- que un libro de un autor desconocido en España como Zanasis Jatsópulos, de una literatura periférica como la griega, perteneciente a un subgénero periférico como la poética, editado por un excelente editor periférico como Miguel Gómez Ediciones, de Málaga, en una cuidadísima colección minoritaria como Cuadernos de Trinacria, consiga llamar la atención del Jurado de un Premio Nacional. Por lo que a mí respecta, le debo mucho a Grecia y a la fortuna.
P. ¿Es la traducción un género creativo (o de creación), como piensan algunos?
R. Es una modalidad de escritura creativa presente en todos los géneros. La narrativa que se lee, y se escribe, en castellano, por ejemplo, incluye traducciones; lo mismo cabe decir de la poesía, del teatro, de todos los géneros.
P. ¿Existe el mal traductor? Y en caso afirmativo, ¿cuál sería?
R. Claro que sí. Hay variedades de mal traductor. Pero me interesan más los buenos. En todo caso, para juzgar a un traductor, o mejor, una traducción, hay que establecer criterios. El juicio que una traducción pueda merecer depende también de las expectativas, de los gustos. Es un asunto complejo.
P. Como experto en Cavafis, ¿quién, a su juicio, ha traducido mejor al poeta griego al español?
R. Esta pregunta permite ilustrar la cuestión suscitada por la anterior. ¿Mejor para qué? ¿Para poner al día el espacio literario español de los años sesenta? José Ángel Valente. ¿Para afirmar una poética? José María Álvarez. ¿Para leer a Cavafis? Pedro Bádenas de la Peña, Ramón Irigoyen, Francisco Rivera. A mí me gustan mucho las 25 versiones castellanas que hizo Juan Ferraté. Sólo 25 poemas. Más tarde tradujo toda la poesía canónica al catalán.
P. ¿Por qué la literatura griega, a pesar de su cercanía mediterránea, se nos sigue antojando tan lejana y, hasta cierto punto, exótica?
R. En efecto, la literatura griega sigue siendo una gran desconocida, y la explicación que se podría dar a este fenómeno tiene sin duda una causa histórica. Si nos remontamos a la II República, vemos que algunos elementos de la intelectualidad griega y española intentaron un acercamiento. Ese acercamiento no llegó a cuajar por culpa de la guerra, y el franquismo contribuyó a ese aislamiento general. ¿Qué estudios había en esa época en España que no fueran de clásicos ingleses, franceses o alemanes? ¿Qué sabíamos, por ejemplo, del mundo eslavo? Hasta hace muy poco no ha habido unas relaciones en red, como decimos ahora, todo pasaba a través de los centros culturales, principalmente los del mundo anglosajón y francés, sin diálogo de periferia a periferia.
P. ¿Cuáles son sus griegos favoritos?
R. Limitándome a la literatura contemporánea, la de los siglos XVIII, XIX y XX, me interesan mucho un par de escritores de la generación de los años treinta, la de Seferis (que también me interesa, y con el que conseguí el anterior Premio Nacional). Son Embiricos y Nicolas Calas, quizá los dos hombres más vinculados en Grecia al concepto de vanguardia. Otro es Roidis, autor de la novela La papisa Juana, que en España se conoce por la traducción del inglés de Lawrence Durrell. Y Visiinós, creador de relatos dignos de un Chéjov.
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