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Reportaje:

"Sin mi carácter, no habría triunfado"

Hristo Stoichkov se retira tras 20 años como jugador profesional con la perspectiva de regresar pronto al Barça e integrarse en su cuadro técnico

Robert Álvarez

Aburrido de perder ligas contra el equipo de la Quinta del Buitre y a punto de completar el arsenal con el que se aprestaba a cambiarle el paso al Real Madrid en 1990, Johan Cruyff sorprendió con su diagnóstico: "Al Barça le falta un Hugo Sánchez". Josep Maria Minguella encontró la réplica del goleador mexicano nada menos que en Bulgaria. "Lucía melena y patillas largas, llevaba las medias caídas. Sí, parecía un gran jugador, pero también otro tipo de cosas", recordaba ayer el avispado ex agente de jugadores. Hristo Stoichkov (Plóvdiv, Bulgaria 1956), aquél rudo, veloz y goleador extremo del CSKA de Sofía iba a unir su destino al Barça más triunfante de la historia. Se consagró con el dream team, con el que ganó cuatro Ligas y una Copa de Europa, la Bota de Oro en 1990 y el Balón de Oro en 1994. Tuvo sus más y sus menos con el entrenador, Johan Cruyff, con el presidente, Josep Lluís Núñez, se fue al Parma, regresó dos temporadas más al Barcelona para ganar entre 1996 y 1998 una Copa, una Recopa, una Supercopa de Europa y sumar 162 goles en 341 partidos a la vez que completó su mejor época en la selección búlgara con la que fue cuarto y el máximo goleador del Mundial de Estados Unidos en 1994. A continuación inició un final de carrera nómada en el CSKA de nuevo, el Al Nasser saudí, el Kashiwa japonés y el Chicago y el DC United estadounidenses. Ayer eligió Barcelona y se rodeó de Cruyff, Minguella, el presidente del barcelonista Joan Laporta y el ex vicepresidente Joan Castells para poner punto y final a su carrera como jugador profesional.

"Pasados 20 años, ha llegado el momento. He elegido hacerlo aquí, porque Barcelona es la ciudad que me ha dado más cariño y en la que crecí como jugador y como persona. No quisiera que la gente me recordara que ha pasado mi mejor momento", afirmó Stoichkov. Cruyff salió al quite. "La gente sólo recuerda nuestras enganchadas y no lo entiende. Mis mejores entrenadores hicieron que me superara y eso es lo que yo hice, exigir siempre más a mis jugadores. Pero he intentado, sobre todo, defender el mito. Cuando bajan el nivel, hay que decírselo". Y remachó con la descripción del momento en que él considera que se rompe un mito. "Hay que evitar que sea suplente, pero lo peor es el día que le mandes que caliente en la banda para sustituir a alguien porque tu equipo va perdiendo, que se produzca el empate y que tengas que ordenarle que regrese de nuevo al banquillo".

Stoichkov focalizó la historia del Barça en el dream team. "De los 104 años de historia sólo hemos disfrutado realmente en cuatro", aseveró. Repartió camisetas azulgrana con diferentes dedicatorias. "A mi mejor amigo y segundo padre" (Minguella), "A mi maestro y amigo. Al entrenador que tanto nos enseñó, a correr menos y a disfrutar más" (Cruyff). ¿Y Urízar Azpitarte?, el árbitro al que pisó, durante un clásico, lo que supuso su fulminante expulsión: "Él ya la tiene", informó. Stoichkov se integrará en el cuerpo técnico azulgrana, aunque todavía no se sabe cuál será su cargo. ¿Sería positivo que inculcara a los niños su carácter? "Estoy orgulloso de mi carácter. Sin él, no habría podido triunfar", contestó Hristo. ¿Y si hubiera estado en el derby del pasado domingo en el que fueron expulsados seis jugadores? "Seguro que a mí no me expulsan porque con 1-3... el maestro -dijo mirando de reojo a Cruyff- ya me hubiera sustituido". El forjador del dream team recordó: "Fichamos a Hristo durante un torneo en Mallorca en el que también lo expulsaron. Pero el carácter es una de las cosas más importantes en un vestuario. Fue una de las razones por las que le fichamos. ¡Claro que hay que controlar algún pisotón! Pero esos pequeños detalles son los que hacen que un equipo funcione a alto nivel. Tampoco hay que tener demasiados como él en un equipo, pero algunos sí", concluyó Johan.

El día en que, saltándose todos los protocolos, se sentó en el palco del estadio de Wembley, el 20 de mayo de 1992 en que el Barcelona ganó allí la Copa de Europa, y la celebración del título en que convenció al presidente Jordi Pujol para que diera varios saltos a coro con la afición, asomado al balcón del Palau de la Generalitat, son algunos de los mejores recuerdos de Stoichkov en sus 20 años como jugador profesional. Tras atender a los periodistas, alguien le acercó un móvil diciéndole: "¡El president de la Generalitat, al aparato!".

Stoichkov le entrega a Cruyff una camiseta dedicada.
Stoichkov le entrega a Cruyff una camiseta dedicada.JORDI ROVIRALTA

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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