Tristeza entre los vecinos de Tikrit
Los vecinos de Tikrit, la ciudad natal de Sadam Husein, mostraban ayer un semblante sombrío que contrastaba con la alegría de las tropas norteamericanas por la captura del dictador. Mientras la mayoría de los iraquíes de otras partes del país celebraba la noticia, los habitantes de Tikrit pensaban que su detención era resultado de una delación y parte de un golpe mayor contra ellos.
"Hoy es el día en el que Irak ha sido derrotado, no en abril", decía ayer Hamid, barbero de Tikrit. El pasado 9 de abril fue cuando el Ejército de EE UU entró en Bagdad y obligó a huir al dictador.
Tikrit parecía ayer estar en calma. Había poca gente en las calles de esta ciudad suní y la mayoría de las tiendas estaban cerradas. En las áreas residenciales, muchos apartamentos y viviendas tenían también sus puertas y ventanas cerradas. "Todos los que se alegran hoy, aplaudían a Sadam en el pasado", dijo Wael, dueño de una imprenta. "No hay honor en este país; lo han vendido", añadió. Wael, que como Hamid no quiso dar su apellido, recordó que Sadam había sido "el único líder árabe que había disparado misiles contra Israel" durante la guerra del Golfo en 1990.
Por el contrario, el ambiente que reinaba ayer en el cuartel general de la 4ª División de Infantería de EE UU en Tikrit era completamente diferente.
"Es increíble", comentó el mayor Lyle Lacroix, de Kansas City. "Es la mejor noticia que he oído en todo el año", agregó. El capitán Clint Sperry, de la misma unidad, se limitó a decir: "Puede que ahora nos volvamos a casa un poco antes".
El soldado Christopher Smith reconoció que no se creyó las primeras noticias sobre la detención de Sadam. "Estaba seguro de que estaba por los alrededores, pero pensaba que se escaparía como Osama".
Algunos sentían que la misión no había terminado aún. "Necesitamos capturar a otras personas. Las operaciones continuarán", dijo la teniente Natasha Howard.
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