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Las acciones de Parmalat caen el 47% al no poder hacer frente al vencimiento de una emisión de bonos

Enric González

Parmalat se encuentra al borde del colapso. Las acciones del gigante lácteo italiano perdieron ayer el 47% de su valor en los mercados bursátiles, en una jornada de transacciones caóticas. Parmalat no había podido hacer frente al vencimiento de una emisión de bonos relativamente modesta, de 40 millones de euros (la facturación anual es de 7.500 millones), y el miércoles fue incluida por la firma de calificación Standard & Poor's en el apartado de sociedades con peligro de insolvencia. El problema no es industrial ni comercial, sino financiero: los directivos invirtieron enormes sumas de dinero en operaciones de alto riesgo.

La crisis de Parmalat constituye, por el momento, un fenómeno sólo parcialmente explicable. Según los balances presentados periódicamente a las autoridades bursátiles, la compañía tenía en caja unos 3.500 millones de euros para hacer frente a los vencimientos de deuda y a cualquier otra eventualidad. La tesorería parecía fuerte. El lunes pasado había que reembolsar una emisión de bonos por un importe total de 150 millones, de los que la propia Parmalat había recomprado previamente 110. Quedaban sólo 40, una cantidad nimia para un coloso que en 2002 facturó 7.590 millones de euros, con 36.300 empleados y con 139 factorías y distribuidoras en todo el mundo. Sin embargo, Parmalat no pudo pagar.

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La cotización de las acciones fue suspendida y luego levantada. Poco después dimitieron el director financiero, Fausto Tonna, y otros dos altos cargos. ¿Qué había ocurrido con la multimillonaria suma en tesorería? El presidente e hijo del fundador, Calisto Tanzi, explicó que había sido invertida en un fondo llamado Epicurum, con base en las Islas Caiman, capital mundial de los paraísos fiscales. Estamos negociando con Epicurum el reintegro de las inversiones, declaró. No tardó en descubrirse que en la sede de Epicurum (un simple apartado de correos) en Georgetown tenía también sede legal una sociedad anónima cuyo negocio consistía, aparentemente, en comprar acciones de una sociedad luxemburguesa controlada por Fausto Tonna, el director financiero de Parmalat.

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