Fomento dice que el nuevo 'túnel de la risa' está exento de pedir permiso medioambiental
La construcción del segundo túnel de la risa que unirá las estaciones ferroviarias de Atocha y Chamartín por el subsuelo de Madrid no será sometido al procedimiento de evaluación ambiental teniendo en cuenta que, según el promotor del proyecto (el Ministerio de Fomento), "no comporta efectos adversos significativos". Así lo asegura el Gobierno respondiendo a la pregunta parlamentaria del diputado de Izquierda Unida Antero Ruiz, quien se interesó por dicha declaración de impacto ambiental.
La respuesta gubernativa señala que, con fecha 2 de abril de 2002, la Dirección General de Ferrocarriles del Ministerio de Fomento solicitó al Ministerio de Medio Ambiente la exención de someter la citada obra al procedimiento de evaluación ambiental. Sin embargo, la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental ha concluido señalando que no es necesario someter el proyecto a tal procedimiento.
La extracción de tierra en las obras del segundo túnel de la risa se producirá por cuatro puntos, señala el Gobierno en otra respuesta. Estos puntos serán Atocha, Sol-Gran Vía, Nuevos Ministerios y Chamartín.
Según la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, continúa el Gobierno central, corresponde a los adjudicatarios de las obras la búsqueda de vertederos autorizados y la elaboración de un plan de itinerarios.
En cualquier caso, los responsables de las obras de Fomento mantienen contactos periódicos con personal técnico del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid con el fin de coordinar la selección de los vertederos, itinerarios previstos y los horarios en que se producirán los transportes, de forma que las molestias para el tráfico y el vecindario sean mínimas.
95,5 millones
El nuevo túnel bajo la capital unirá las estaciones de Atocha y Chamartín. Discurrirá paralelo al ya existente, el conocido como túnel de la risa. Tiene un presupuesto de 95,5 millones y deberá estar acabado antes de 2007. La nueva infraestructura ferroviaria discurrirá desde Atocha a Chamartín pasando por la Puerta del Sol-Gran Vía, plaza de Alonso Martínez y Nuevos Ministerios.
Las excavadoras desembarcaron a finales del mes pasado en la glorieta de Atocha, que durante 30 meses sufrirá el tránsito continuo de los camiones que transportarán los escombros. Ayuntamiento y Comunidad han diseñado conjuntamente los desvíos de tráfico rodado y peatonal.
Pero cuando empiece a trabajar la tuneladora que excavará el gran agujero, la cantidad de tierra desalojada aumentará geométricamente, lo que hará necesario el empleo de muchos camiones. Según cálculos técnicos, harían falta hasta 400 camiones para sacar todos los desechos. Las molestias que eso puede causar a los madrileños preocupan a las portavoces municipales de PSOE e IU, Trinidad Jiménez e Inés Sabanés, respectivamente, que reivindican la necesidad de un plan director para la obra.
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