Un responsable de EE UU predice una escalada de la resistencia iraquí

"Esperamos un incremento de la violencia conforme nos vayamos acercando al traspaso de la soberanía al pueblo iraquí el próximo mes de junio", aseguró ayer, en conferencia de prensa en Bagdad, el general Ricardo Sánchez. El jefe de las tropas estadounidenses en Irak subrayó que la resistencia hará todo lo posible para que descarrile el proceso político diseñado por Washington y que, para ello, los insurgentes centrarán sus ataques en "determinados sectores económicos y políticos", al tiempo que intentarán aumentar la presión sobre las fuerzas de ocupación. Una presión que ayer se tradujo en el ataque contra un convoy militar en la ciudad de Mosul, al norte, que se cobró la vida de un soldado norteamericano.

Sánchez aseguró que sus fuerzas están preparadas para soportar un mayor nivel de violencia y añadió que el reforzamiento de las operaciones militares contra la resistencia no se va a detener. El sábado hizo hincapié en que durante las últimas semanas se han reducido de 50 a 20 los ataques diarios.

Pese a esta disminución de las agresiones, las intenciones de los mandos castrenses no pasan por reducir el número de efectivos que luchan contra la resistencia. El general Sánchez afirmó que se ha decidido aumentar el tamaño de las fuerzas paramilitares que colaboran con las tropas ocupantes.

Pero la verdadera obsesión del Ejército estadounidense sigue siendo la captura de Sadam. Una búsqueda que encierra tremendas dificultades. "Por Dios que es un problema duro. Es como buscar una aguja en un pajar. Y, claramente, todavía no hemos encontrado el pajar", afirmó Sánchez, quien reclamó la ayuda del pueblo iraquí para detener al tirano.

Ayer a mediodía (10.00 hora peninsular española), un convoy militar de EE UU sufrió un ataque con una bomba de fabricación casera en el centro de Mosul. Un soldado murió y otros dos resultaron heridos, según informó un portavoz militar estadounidense. El soldado no fue la única víctima mortal en la jornada de ayer. Un niño de 12 años murió en el barrio bagdadí de Iskandariya por la explosión de un artefacto escondido en un montón de basura.