De profesión, espía
Los miembros del CNI pasan una larga selección antes de entrar en servicio activo
La desaparición en acto de servicio de alguno de sus miembros es siempre un golpe fuerte para las agencias de inteligencia. Además de la tragedia humana, se dilapida un gran esfuerzo en su formación y se esfuman experiencias adquiridas a lo largo de una vida. El trabajo que estas personas desarrollan está muy lejos de la imagen que ofrecen las películas anglosajonas de los agentes especiales con licencia para matar. La realidad es más pedestre. El trabajo en un servicio de este tipo se divide entre analistas, que redactan informes, y personas de acción, que son los ojos de aquéllos. Los miembros del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) pueden pasar de una categoría a la otra según las necesidades.
Los agentes del CNI caídos en Irak buscaban información de las tribus, sectas religiosas, grupos terroristas y organizaciones políticas para reunir todos los puntos de vista de las partes en conflicto y entender lo que está ocurriendo para que el Gobierno pueda adoptar decisiones políticas y, en muchos casos, anticiparse a lo que pueda suceder. Las claves de su trabajo son, a grandes líneas, éstas.
- Selección de personal. El CNI selecciona el personal entre los titulados superiores. Atiende a los candidatos que se presentan, elige por cooptación y, en otros casos, sale a la calle para buscarlos. La primera prueba es un examen de cultura general. A continuación se efectúa una prueba psicotécnica. Luego se someten a una entrevista personal y se evalúa el currículum. La siguiente fase es una prueba práctica de una semana para que demuestren su capacidad de sacrificio, retentiva memorística, facultades de análisis (resumir en 24 horas una novela y un ensayo), cualidades de investigación (como averiguar donde están los plomos de un local comercial sin despertar sospechas). Los que pasan las pruebas y superan el informe de seguridad, efectúan un curso de inteligencia de seis meses. Finalmente, se incorporan al CNI en un puesto de trabajo tutelado por un plazo de entre 18 y 24 meses. La vinculación al Centro no es definitiva hasta los seis años, periodo en el que se valora la idoneidad. Quienes proceden del Ejército (40%, otro 20% de las fuerzas de seguridad y el resto, civiles) abandonan el servicio activo y se incorporan plenamente al CNI.
- Perfil de los agentes. Sean mujeres u hombres (el 25,75% y el 74,25%, respectivamente, en el CNI), los agentes deben ser discretos y humildes (hay que pasar inadvertido), tener capacidad de trabajo en equipo y ser conscientes de la incapacidad de abarcarlo todo. Todo esto imbuido del espíritu de servicio. Según un proverbio de los surcoreanos, los servicios de inteligencia trabajan en la oscuridad para que otros puedan ver la luz.
- Cambio de objetivos. Hasta que la guerra fría entre los dos bloques desembocó en la desaparición de la Unión Soviética y su entorno, los servicios estaban acostumbrados a las fronteras que había entre el Este y Oeste y las nacionales. Entonces se trataba de infiltrar agentes en las instituciones u organismos de los rivales. La aparición del terrorismo a escala planetaria ha hecho que la interpretación de ese fenómeno sea más compleja. Los objetivos de organizaciones terroristas como ETA e IRA eran más limitados que los de los nuevos grupos que no están basados ni actúan en territorios nacionales.
- Civil e independiente. Cada vez se ha acentuado más el carácter civil del CNI y su independencia, aunque formalmente dependa del Ministerio de Defensa. Por esta razón, los funerales de los agentes caídos en Irak se celebraron en la sede del Centro. El mismo Rey asistió al acto vestido de civil.
- Características del trabajo. El superior puede decidir quién se va a Irak, si bien en la práctica las necesidades se cubren con voluntarios (el 10% trabaja en el extranjero). En los servicios debe primar la agilidad, basada en la disponibilidad absoluta y en la flexibilidad organizativa. Debe existir una capacidad de gestión superior a la de cualquier otro organismo del Estado. Como decía Henry Ford de su empresa, "no queremos especialistas en frenos o en motores, queremos personas de la compañía".
- Contacto con periodistas. Los corresponsales en el extranjero suelen tener contactos con los agentes del CNI acreditados en las embajadas, que actúan de forma discreta, pero no secreta. Sus oficinas suelen estar en los sótanos de las sedes diplomáticas, lo que les da libertad para efectuar las obras que, con cierta frecuencia, y llegando hasta el extremo de tirar todas las paredes, hay que efectuar para eliminar los sistemas de escucha del país anfitrión. Suelen disponer de equipos de cifrado y comunicaciones y, en ocasiones, de cámaras de Faraday (recinto impermeable al sonido) para conversaciones delicadas.
- Secretos o acreditados. Aunque hay agentes clandestinos, lo normal es que los miembros del CNI estén acreditados ante los servicios de inteligencia del país anfitrión. Si figuran en el organigrama de la embajada lo hacen como "consejeros políticos" y con cobertura diplomática. Su preparación sobre el país donde trabajan suele ser más profunda que la de los diplomáticos, ya que éstos saltan a veces de un puesto a otro casi sin transición, mientras que es raro que los agentes del CNI estén destinados en un lugar menos de cuatro años (salvo en situaciones como un conflicto bélico).
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