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Crítica:FORD FOCUS C-MAX 1.6 TDCI TREND | PRUEBA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un monovolumen moderno con un buen precio

Calidad, precio y un turbodiésel a la última que destaca por su bajo consumo. El Ford C-Max es uno de los monovolúmenes compactos mejor resueltos del mercado, al menos si no se necesitan más de cinco plazas. No incluye las soluciones interiores más completas, pero ofrece una calidad de conducción sobresaliente y unos precios ajustados que incluyen un buen equipo de serie.

Línea afilada y aerodinámica

Más información
Turbodiésel sorprendente

Con el C-Max, Ford tiene por fin un monovolumen compacto, pero, al igual que el Touran de VW, llega siete años después del lanzamiento del Scénic, cuando sus rivales están lanzando la segunda generación, en muchos casos con siete plazas. A pesar del retraso, el nuevo Ford no es el más completo en flexibilidad interior (reparto de espacio entre pasajeros y equipaje), pero aporta otras virtudes dinámicas y económicas que le sitúan como modelo de referencia.

La línea moderna y estilizada disimula bien su diseño monovolumen. Mide 4,33 metros de largo, pero es algo más bajo que sus rivales y tiene una imagen menos voluminosa. El frontal, con los ángulos redondeados, se prolonga en un solo trazo con el parabrisas y aporta una aerodinámica récord en la categoría (CX de 0,31, como el Touran). En el lateral destacan las aletas, muy marcadas, pero lo más original es el techo, con un diseño arqueado y descendente en la parte trasera que integra bien el portón.

El conjunto presenta un aspecto compacto y estilizado, entre turismo y monovolumen. Además, el C-Max estrena la base mecánica (chasis, suspensiones...) del futuro Focus (final de 2004) que utilizan también los nuevos Mazda 3 y Volvo S40, y que aporta una mayor rigidez que mejora el comportamiento.

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Modularidad limitada

El interior es amplio y tiene unas plazas delanteras anchas y desahogadas. Lleva el cambio en la consola central, pero la consola del freno de mano limita el paso a unas plazas traseras más justas en anchura, aunque con buen espacio para las piernas. Cuenta con un maletero enorme, pero la rueda de repuesto es de emergencia, una solución siempre incómoda.

El C-Max incluye soluciones modernas, como la dotación de huecos: dos guanteras, una sobre el salpicadero, y la habitual, muy profunda; bolsas en los laterales de los asientos de delante que completan las de las puertas; dos posavasos y dos huecos junto al freno de mano; dos cofres ocultos en el piso de atrás; mesas plegables, y bolsas en los respaldos...

En cambio, Ford ha renunciado a las soluciones más avanzadas en modularidad. Así, las plazas traseras no se regulan y tampoco puede incluir una tercera fila. Está pensado para alojar a cinco adultos, y los asientos de atrás se pliegan, se sacan e incluso el central se desliza hacia atrás y permite desplazar los dos de los laterales hacia el centro para viajar con más desahogo.

El diseño interior es moderno, con un salpicadero y una consola bien resueltos, y una calidad de acabado correcta. Las tapicerías y materiales son vistosos; utiliza buenos plásticos, salvo en la zona del freno de mano, y los detalles metalizados realzan el conjunto. Además, está bien insonorizado y apenas se aprecia algún rumor aerodinámico. Todo esto, unido a una suspensiones cómodas, permite viajar a buen ritmo con confort.

Sólo tres motores, de momento

El nuevo Ford se vende con tres motores y todos tienen unos precios competitivos. La versión básica es el 1.6 de gasolina y 100 CV (18.035 euros), y cuenta también con dos turbodiésel de última generación: 1.6 TDCi de 109 CV (20.195) y 2.0 de 136 CV (21.385), el último con cambio de seis marchas. Los tres se ofrecen en el acabado Trend, que incluye de serie seis airbags, ABS, aire acondicionado, radio-CD, ordenador de viaje y todo lo habitual. El más potente se vende además en versión Ghia (23.125), que añade climatizador,

sensor de faros y lluvia, asiento del conductor con regulación eléctrica... En marzo llegará un 1.8 de gasolina (115 CV).

Conclusión

El Focus C-Max es un monovolumen de línea moderna que se conduce y comporta casi como un turismo. No incluye las soluciones interiores más avanzadas, pero ofrece cinco buenas plazas y un maletero generoso. Además cuenta con dos motores turbodiésel que corren mucho y gastan muy poco; un buen equipo de serie, y, sobre todo, precios justificados.

El Focus C-Max tiene una línea aerodinámica que estiliza su arquitectura monovolumen. El frontal afilado y el techo en forma de arco con la parte trasera descendente contribuyen a aligerar su figura.
El Focus C-Max tiene una línea aerodinámica que estiliza su arquitectura monovolumen. El frontal afilado y el techo en forma de arco con la parte trasera descendente contribuyen a aligerar su figura.ENRIQUE BROOKING

AL DETALLE

- MODERNO Y ECONÓMICO

El C-Max 1.6 es uno de los monovolúme-nes compactos más económicos. Además ofrece mejores prestaciones que muchos 2 litros, con unos consumos más bajos, y tiene unos precios más asequibles y un equipo de serie equivalente. El único más barato es el Almera Tino 2.2 (112 CV), pero viene sólo con dos airbags, frente a los seis del Ford. El Picasso es 850 euros más caro (sin los descuentos de Citroën) y tiene un motor menos potente, que corre menos y gasta algo más. La diferencia con el Scénic sube a 1.150 euros y llega a 1.300 con el VW Touran. El primero tiene un equipo de serie como el Ford: seis airbags y ABS. Y el VW añade el ESP (650 euros en el C-Max). Los dos ofrecen una mayor flexibilidad para mover los asientos porque las plazas traseras se regulan en longitud e inclinación. Y el Touran puede incluir una tercera fila opcional, pero gastan un litro más de media.

- AMPLIO, PERO POCO MODULABLE

El interior del C-Max es moderno y aparente. Destaca la posición del cambio en la consola central, muy a mano. Sin embargo, lleva una bandeja para objetos y posavasos en la zona del freno de mano que limita la movilidad interior para pasar a las plazas traseras sin bajar del coche.

El monovolumen de Ford es una buena solución para familias que no precisan más de cinco plazas, pero, al contrario que otros modelos de última generación, no puede añadir una tercera fila con dos asientos más. Y aunque las plazas traseras se pueden plegar y quitar de una en una, no es tan flexible como otros rivales: los cambios son engorrosos, y las butacas de atrás no se regulan en longitud e inclinación para ampliar el maletero.

El C-Max aporta una solución novedosa: el asiento central posterior se desplaza hacia atrás y permite mover los dos de los laterales en diagonal hacia el centro para viajar con más desahogo. Sin embargo, la solución no está bien rematada: deja un hueco antiestético en el centro y no lleva apoyabrazos para las curvas.

Una virtud muy práctica es el maletero, que tiene una capacidad sobresaliente y se puede cargar hasta el techo. La zaga, con trazos descendentes en el techo, está resuelta con estilo y estiliza la línea.

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