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Conversaciones con la oficina municipal del distrito Centro

En sus seis años de vida, El Laboratorio se ha convertido en el centro okupa más conocido y activo de la ciudad. También en el más itinerante porque, a la fuerza, ha pasado por cuatro edificios diferentes hasta llegar al solar actual: en Embajadores, 68; plaza de Cabestreros; Amparo, 103, y Ministriles, 11.

Los okupas defienden su entrada a esos inmuebles con el argumento de que llevaban mucho tiempo inutilizados (22 años el de Cabestreros) "mientras existen grandes necesidades de vivienda y de espacios de reunión". Pero, claro, los dueños de los bloques (todos de propiedad privada menos el de Embajadores) opinaban de diferente manera. Así que a cada okupación seguía un desalojo y a cada desalojo una nueva okupación.

En los últimos meses los miembros de El Laboratorio se han reunido con responsables de la oficina municipal de Centro para ver si su proyecto cultural autogestionario puede tener cabida en algún recinto público de Lavapiés. Pero por ahora sólo hay buenas palabras.

Mientras, El Labo sigue en su exilio de la calle del Olivar donde ayer tarde se presentó un libro de textos e imágenes sobre esta experiencia okupa realizado por Julien Charlon, un fotógrafo y educador social francés de 29 años.

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