Rafael Guillén publica 'Prosas viajeras', una selección de relatos de sus viajes
El poeta granadino presenta estos textos como anticipo de 'Por el ancho y pequeño mundo'
Rafael Guillén (Granada, 1933) fue poeta, viajero y banquero hasta 1991. En agosto de aquel año, Guillén pidió la excedencia en el entonces Banco Hispano Americano y, gozosamente, se quedó en poeta y viajero.
Si acaso, añadió a su historial la cualidad de prosista, algo que no había hecho antes y que aún hoy hace sólo de cuando en cuando. Desde finales de los noventa, Guillén ha publicado en prosa sólo tres libros. Uno de estos raros ejemplares es Prosas viajeras (Editorial Dauro), que se presentó a finales de noviembre y que es, en palabras de Guillén, "un anticipo" de Por el ancho y pequeño mundo, un libro de viajes ya casi acabado.
Prosas viajeras es una selección de 24 relatos cortos de viajes que el autor realiza con dos criterios: "En primer lugar, elegí textos que no fueran demasiado largos. A partir de ahí, hice una combinación de textos literarios con otros que incluyeran un cierto número de anécdotas de mis viajes", explica Guillén, Premio Nacional de Literatura 1994 y premio de la Crítica de Andalucía 2003.
En suma, un divertimento que incita al lector, ya desde el prólogo a "abandonar la rutina para emparentarse con la alegría de estar vivo", una de las razones en las que Guillén justifica su necesidad de viajar.
En Prosas viajeras el lector viajará a Chiapas, Oslo, Toronto o Buenos Aires. Compartirá incluso viaje por todos los ríos que el autor ha navegado, que no son pocos. Es La memoria navegable, un capítulo cerrado sólo temporalmente. El poeta, y ahora prosista, recuerda que cuando este capítulo salte al definitivo Por el ancho y pequeño mundo, incluirá su última navegación, la que le llevó desde Kiev al Mar Negro por el río Dnieper. En el prólogo a este libro, el autor reconoce que "poco había contado hasta ahora de mis viajes y aun ese poco me parece demasiado tras leer a Jack London o recordar mis lecturas de Somerset Maugham, cuando el Extremo Oriente estaba muchos más lejos que ahora". El lector entenderá que se trata sólo de modestia.
Guillén explica cómo, desde siempre, los viajes le hicieron abrirse al mundo y comprender otras culturas. Por suerte para el lector, el poeta toma muchas notas de sus viajes. Unas veces le sirven para escribir un relato y otras para crear un poema cuando vuelve a Granada. En ocasiones, el poema vuelve a casa ya terminado. Es el caso de su visita a la tumba de Pablo Neruda, en Isla Negra (Chile). "En el viaje hacia Isla Negra me fui documentando del nombre de la vegetación local y de algunas palabras que se usaban allí. La visita estuvo llena de emoción. De vuelta al hotel, el poema ya estaba terminado", cuenta Guillén.
El catálogo de publicaciones de Rafael Guillén no para de crecer en los últimos tiempos. A este libro de relatos cortos de viajes, antecedió una antología poética editada por la Fundación José Manuel Lara, Estado de palabra (1956-2002) y que incluye un comentario crítico del profesor de la Universidad de Dayton, en Estados Unidos, Francisco Javier Peñas Bermejo. Antes, en 2002, el autor hizo público el que él considera su último libro, Las edades del frío (Tusquets). "El resto son antologías o selecciones de material que ya he publicado", afirma el poeta. "Yo tardo en escribir un libro de poemas entre cinco y seis años. Algunos incluso me han costado más de 12", recuerda Guillén.
Antologías, selecciones o lo que sea, lo cierto es que las obras de Rafael Guillén no paran de editarse. Incluso de traducirse. En 2001 se publicó en Estados Unidos I´m Speaking, una antología de su obra en edición bilingüe. Sus poemas se recogen en más de veinte publicaciones.
Guillén ha sido normalmente incluido por la crítica en el grupo de la Generación de los 50. Allí acompaña a Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma, Félix Grande o José Manuel Caballero Bonald. El autor ni se defiende ni se entusiasma con esta definición. "Esto es algo que hacen los profesores con fines didácticos y para facilitarse la tarea. Sí es cierto que, al tener una edad parecida, crecimos con los mismos condicionantes sociales y políticos y eso marca de algún modo tu creación. Pero, en definitiva, yo escribí siempre a mi aire", asegura Guillén.
En su casa, Rafael Guillén vive con su mujer en Granada rodeado de libros y de los cachivaches que trae de cada viaje. "Sólo uno por viaje", dice. Aún así, las estanterías corren serio riesgo de no aceptar más piezas de artesanía. La Navidad la pasará en casa. Luego, en febrero, hará de nuevo la maleta y marchará a algún lugar que aún no ha decidido. Tampoco ha decidido aún quienes le acompañarán. A veces viaja sólo y otras se embarcan él y su mujer, Nina.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.