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Reportaje:FÚTBOL | Decimocuarta jornada de Liga

Potencia africana con aire sevillano

La fuerza explosiva de Bodipo, clave en el gran rendimiento del Racing a domicilio

"Mi gran frustración es no cantar bien el flamenco". Rodolfo Bodipo Díaz (Sevilla, 1977) se levanta cada día escuchando sevillanas de Navajita Plateá en el Santander gris, lluvioso y otoñal. Pero lo suyo es la velocidad, la fuerza y, sobre todo, los goles. El del pasado domingo ante el Athletic fue así: "Morán cogió el balón al borde del área propia, envió en largo y yo lo alcancé ya en la cancha del Athletic. Luché durante más de 40 metros, a brazo partido, con Luis Prieto. Le gané por rapidez y potencia y marqué de tiro cruzado".

Como él lo cuenta, parece sencillo, pero desde que alcanza la pelota, lloviendo a mares sobre San Mamés y con una cancha pesada, tiene que sacar todo lo que lleva dentro: la velocidad -"me han cronometrado menos de 10 segundos en los 100 metros", dice- y la potencia. Fue el primero de la plantilla racinguista en las pruebas del pasado verano. Bodipo tampoco se vio superado por nadie en el test de fuerza. Después de Matabuena es el jugador con menos grasa (10,39%). Miguel Ángel Campos, el preparador físico, asegura que lo que le distingue es "su capacidad para desarrollar una fuerza explosiva de alta intensidad en largos periodos".

"Soy africano de sangre, raíz y alma y andaluz y español de crianza y vida". Su padre, mecánico aéreo militar, nació en Guinea Ecuatorial y trabaja en la base área militar de La Maestranza. Él, hijo de sevillana, no pisó Guinea hasta que recientemente fue llamado a su selección nacional. De niño, limpiaba coches a los vecinos, sacaba a pasear perros de personas mayores, repartía folletos y daba clases de tenis, su otro deporte.

Raro era el día que alguna madre no iba a su casa a quejarse porque le había pegado a su hijo o roto un cristal. "Era malo, pero los vecinos me querían en el barrio de Dos Hermanas", recuerda. Y ya había algo que no le gustaba: "El mangoneo en torno al Sevilla y el Betis. Con diez años, firmé por el Sevilla, pero rompí la ficha porque no me agradaba el ambiente. Prefería equipos más modestos". Su currículo lo certifica: Dos Hermanas, Montequinto, Ceuta, Albacete B, Hellín, Isla Cristina y Recreativo. En Huelva coincidió precisamente con Lucas Alcaraz, su entrenador en el Racing. Y no se llevó muy bien con él, pues apenas le alineaba. "Siempre lo tuve difícil, pero esto no es como empieza", comenta. Ni siquiera en el Racing, al que llegó hace dos años a cambio de 600.000 euros. Hoy es uno de los jugadores más revalorizados en este atrevido equipo que no hace más que ganar fuera -Valladolid, Valencia, Celta y Athletic-, si bien en El Sardinero sólo ha vencido en dos encuentros y ha perdido cuatro. Hasta hace unas semanas, era suplente del máximo goleador racinguista de la pasada campaña: Javi Guerrero, 15 tantos. Valían menos sus nueve dianas del anterior ejercicio y tuvo que esperar al Valladolid, a primeros de octubre, y a una lesión de Guerrero para ser titular.

Este verano se casó con su novia del último lustro, Tere, y abrió un pub en Sevilla. Ayuda a su familia -cinco hermanos-, asiste a clases de fisioterapia y masaje e invierte en inmuebles. "Casi ni sabía que Santander existía. Pero ahora estoy muy a gusto. Noto que se me quiere", confiesa. Está lejos de ser aquel jefe de la pandilla sevillana, "que no sevillista", aclara: "El jueves lo voy a demostrar ante el Sevilla". ¿Le puede ganar Ronaldo en un sprint corto? "En uno largo le dejo atrás", concluye.

Bodipo se escapa de un contrario.
Bodipo se escapa de un contrario.EFE

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