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Reportaje:

Profesionales para sobrevivir

Una veintena de mediadores interculturales asesoran a los inmigrantes en los albergues de la provincia de Jaén

Desde el pasado 21 de noviembre, Abdeslam, que no quiso dar su apellido ni ser fotografiado por motivos personales, y Georges Elie han convertido el dispositivo de atención al inmigrante de la capital jiennense en su segunda casa. Hasta que finalice la campaña de aceituna, que oficialmente comienza hoy lunes, son los encargados de convivir cara a cara y día a día con los inmigrantes que esperan un tajo de aceituna en el que poder trabajar. Como ellos, otros 17 mediadores interculturales se encuentran repartidos en los 19 albergues abiertos por toda la provincia, y que atienden a diario a más de 500 personas.

"Lo están pasando muy mal. Es duro vivir en un país que desconoces, con un idioma y una cultura diferente", explica Abdeslam, un marroquí de 37 años, residente en Andalucía desde 1998. Tanto Abdeslam como Georges, un senegalés que lleva en España más de 18 años, consideran que la figura del mediador intercultural es "indispensable" para facilitar la inserción sociolaboral de este colectivo. "Lo básico es conocer el idioma", explica Georges, que habla francés e inglés, al igual que Abdeslam, que suma a estos dos, el árabe, su lengua materna.

Pero la formación de la figura del mediador intercultural, que nació en 1998 de la mano del Instituto Provincial de Asuntos Sociales (IPAS) y del programa europeo Oleo-Integra, va más allá. La mayoría son inmigrantes instalados en la provincia, que han recibido una preparación amplia y general para afrontar los principales problemas que tienen que resolver los inmigrantes. El creciente interés por esta figura ha originado que la misma Universidad de Jaén imparta cursos sobre la materia.

Aunque encontrar un trabajo y una vivienda es la prioridad de este colectivo, los mediadores también les facilitan todos los documentos y trámites para regularizar su situación, además de asesorarles sobre su cobertura sanitaria. El objetivo es orientar y facilitar todos los recursos sociales para la integración del inmigrante, "y al mismo tiempo evitar conflictos provocados por la falta de conocimiento y la diversidad de culturas que coinciden en los albergues", añade Georges.

Los inmigrantes no pueden permanecer más de tres días en los albergues. El perfil de este colectivo es el de un hombre de mediana edad, procedente de Europa del Este, Marruecos o el Magreb, con experiencia como temporero y, en muchas ocasiones, con formación académica superior.

"Algunos han cruzado la frontera de forma irregular, en pateras o escondidos en camiones", cuenta Abdeslam. Cuando los inmigrantes acuden a los albergues, los mediadores y monitores les abren una ficha con sus datos personales, el lugar de origen y, a la salida, el lugar de destino. "Jaén capital es sólo una zona de paso, y desde aquí, los inmigrantes se desplazan al resto de las comarcas", dice Georges. Junto al alojamiento y los servicios de comedor y aseo, en el albergue también se les ofrece ropa y el billete de autobús para el desplazamiento.

De los 19 albergues, siete de ellos cuentan con una oficina de información integrada en la que junto al mediador, trabaja un profesional en materia de extranjería y otro del Servicio Andaluz de Empleo. Hasta el momento la llegada se está produciendo de forma escalonada, "a diferencia de la campaña pasada", recuerda Abdeslam, que controla a través de la página web de la Diputación (www.dipujaen.com) las vacantes del resto de los albergues. Sin embargo, Abdeslam y Georges hacen hincapié en que "inmigrantes hay todo el año", lo que hace necesario que la figura del mediador intercultural se mantenga durante todo el año "para enseñar a respetar y comprenderse los unos a los otros", subrayan.

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