El BNG priva al PSOE de la alcaldía de Vigo y abre la puerta a la derecha
Los nacionalistas retiran la confianza a Ventura Pérez Mariño
El experimento del ex juez Ventura Pérez Mariño en la alcaldía de Vigo se truncó en menos de medio año. El Bloque Nacionalista Galego (BNG) cumplió ayer su propósito de echarle del cargo y no tuvo reparo en sumar sus votos a los del PP. Ambos rechazaron la moción de confianza presentada por Pérez Mariño, independiente que encabezó la lista del PSOE en las municipales.
Los socialistas pierden, así, la alcaldía de la primera ciudad de Galicia, tras un enfrentamiento con el BNG que cuestiona los pactos municipales entre ambas fuerzas. También quedan en el aire las aspiraciones comunes a convertirse en la alternativa al PP para el gobierno de Galicia tras la retirada de Manuel Fraga, prevista para 2005.
"¡Que se besen! ¡Que se besen!", gritaron a los ediles del PP y BNG decenas de simpatizantes socialistas entre el público que abarrotaba el salón de plenos del Ayuntamiento de Vigo, nada más anunciarse el resultado de la votación que significaba el fin automático del mandato del alcalde. Pérez Mariño sólo logró el apoyo de los ocho concejales de su grupo y los dos de Democracia Progresista Galega, un partido local. Los siete ediles del BNG unieron sus votos a los 10 del PP y retiraron la confianza al hombre que los propios nacionalistas habían llevado a la alcaldía tras las elecciones de mayo, en cumplimiento de los pactos con el PSOE para toda Galicia.
BNG y PSOE apuraron las negociaciones hasta minutos antes de empezar el pleno. No fructificaron, por la insistencia nacionalista en reclamar, como condición inexcusable, el cese de Pérez Mariño. El PSOE, cuya dirección federal había apadrinado la candidatura del ex juez, mantenía que su abandono era precisamente la única premisa que no podía aceptar.
Pérez Mariño había decidido el pasado miércoles, a título personal, someterse a una moción de confianza como exigía el BNG para prestar su apoyo al PSOE en la Diputación de A Coruña. Los pactos que ambas fuerzas de la oposición a Fraga mantienen en Galicia entraron en crisis hace mes y medio, después de que Pérez Mariño destituyese a los concejales nacionalistas del gobierno local de coalición. "Ligero de equipaje"
La sesión plenaria de ayer no dio lugar a sorpresas. Los distintos portavoces reiteraron lo que ya venían repitiendo desde el estallido de la crisis. En un tono más comedido que en las últimas semanas, Lois Pérez Castrillo, portavoz nacionalista y alcalde en el anterior mandato, acusó a Pérez Mariño de haber roto unilateralmente el pacto tras usar los votos del BNG para acceder al cargo. "Nunca se hizo tanto mal en tan poco tiempo. Usted desperdició su capital político y no fue capaz de recomponerlo", aseguró.
La portavoz socialista, María Xosé Porteiro, reprochó al BNG que haya forzado la caída de Pérez Mariño no por una mala gestión, sino por rivalidad política. "Desde mayo, BNG y PP se fijaron como objetivo sacar de enmedio a un político emergente, y ahora lo consiguen. Es una victoria pírrica, triste", agregó. Pérez Mariño se despidió sin críticas para nadie. "Siento no haberlo hecho mejor", dijo. "Estoy orgulloso de haber defendido con transparencia y honradez los intereses ciudadanos. Llegué como independiente, ligero de equipaje, y me voy de la misma forma. Con pena, pero con la cabeza levantada y con dignidad".
Corina Porro, la portavoz popular -seguramente la próxima alcaldesa-, se limitó a criticar el talante de Pérez Mariño, frente al que comprometió una actitud siempre dialogante si llega al cargo. Porro lo logrará si BNG y PSOE no restablecen su pacto antes del pleno que debe celebrarse en el plazo de 10 días para elegir nuevo alcalde.
Los nacionalistas insisten en que la "mayoría natural" que salió de las urnas, integrada por las dos fuerzas de izquierda, debe recomponerse, pero con otro alcalde socialista. En el PSOE nadie quiere ni siquiera negociar esa propuesta. "No claudicaremos", prometió ayer Porteiro, en línea con la firmeza que muestran también las direcciones gallega y federal del partido. Si es así, el PP asumiría el gobierno local con el apoyo de sólo 10 de los 27 concejales.
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