"Y el pobre Costa, viéndolo por la tele"
Parte de la grada no paró de emitir cánticos, que rozaron lo grotesco, contra Corretja
Casi sin dar tiempo a la conclusión del homenaje que la Federación de Australia organizó para sus jugadores más legendarios, y a la repetición de los himnos nacionales de España y de Australia, el grupo de animación australiano los Fanáticos inició su fiesta en el Rod Laver Arena. Eran alrededor de 1.000 pero su voz sonaba potente y podía escucharse con claridad cuando entonaron una melodía a la que habían puesto una letra muy especial: "Y el pobre Costa, viéndolo por la televisión".
Ataviados con unas camisetas amarillas con tonos verdes, algunos con pelucas amarillas y otros enarbolando banderas, pancartas, canguros hinchables y koalas de peluche, nunca se mostraron agresivos, pero en algunos momentos sus reclamos resultaron incluso grotescos para Àlex Corretja y para el grupo de españoles que estaba en la pista. En un evidente tono de humor se dedicaron en una ocasión a lanzar al aire un muñeco hinchable con una camiseta roja de España con el dorsal 10 en la espalda, que fueron paseando de un lado a otro de su grada hasta concluir en un simulacro de acto obsceno y de evidente mal gusto. "Puede que se pasaran un poco", señaló luego Jordi Arrese, capitán español; pero no tengo nada que decir. Para mí el público australiano ha tenido un comportamiento excelente".
Corretja confesó que tampoco le había afectado que cuando estaba jugando en el lado de la pista donde se encontraba este grupo, le dedicaran varias canciones que concluían siempre con su nombre. "Why, why, why, Corretja", le cantaban con la música de Delihla, de Tom Jones. "Tuvisteis que apostar por Costa", insistieron otra vez. "La culpa es de Corretja", entonaron basándose en una canción de Jackson Five. Todo aquello tenía un sentido. Durante la semana, los Fanáticos habían estado declarando que cuando en 2000 viajaron a Barcelona para la final contra España sufrieron robos en la calle y agresiones, y que en la pista del Sant Jordi, Corretja y Costa les amenazaron incluso desde su palco. El ambiente lo caldeó más todavía Hewitt al recordar sus enfrentamientos históricos con Corretja.
Sin embargo, Corretja no quiso entrar al trapo. "No me sorprendió, porque ya esperaba algo así", confesó. "Pero no me afectó. Lo único que me preocupaba era cómo levantar un partido que se nos estaba escapando a marchas forzadas". Sin embargo, no fue un día fácil para el catalán, que acusó problemas de tortícolis en la base de su cuello y precisó asistencia médica al final de la segunda manga, y que no está acostumbrado a este tipo de actitudes porque suele ser admirado y respetado por su forma de ser en todos los torneos. "Cuando me fui, les hice una señal levantando la mano y el dedo gordo, como queriendo decirles que de acuerdo, que lo aceptaba y que ya era suficiente".
Cuando les preguntaron a los jugadores australianos y a su capitán sobre este asunto, explicaron que ellos sólo se fijaron en que les estaban dando ánimos: en las muchas veces que hicieron levantar a toda la pista para cantar el himno australiano. Woodbridge dijo que sólo le preocupaba ganar. Y anunció que postergaba por un año su retirada de la Copa Davis. "No me enteré, estaba pensando intensamente en el partido", dijo Fitzgerald, el capitán australiano, que se fue directo hacia Corretja al final del partido en un claro acto de reconciliación. "Todo eso da lo mismo", concluyó Àlex. "La realidad es que de ninguna forma les hubiéramos podido ganar. Woodbridge y Arthurs están en otra dimensión jugando en hierba, parecen de otro planeta".
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