"Vivimos en estado de improvisación"
PREGUNTA. ¿Por qué es tan fuerte la tradición ensayística en muchos de los escritores mexicanos?
RESPUESTA. México tiene una enorme tradición cultural, pero las expresiones contemporáneas de la cultura siempre están en riesgo. Escribir implica, forzosamente, defender un bien precario. El ensayo ayuda a mantener vivo el entorno de la creación y es, en sí mismo, un desafío estético. Divulgar y discutir las ideas han sido tareas tan creativas y necesarias entre nosotros como escribir cuentos o poemas. Alfonso Reyes llamó al ensayo "el centauro de los géneros" por su condición híbrida. No es casual que atraiga en un país de mestizaje, en estado de fecundo desorden y donde el mayor desafío es ser jinete de sí mismo. En los países donde la tradición se ha escrito en piedras hay que convencer de las bondades de lo nuevo. Un efecto secundario de vivir entre grandes ruinas.
P. ¿Cómo se vive la situación fronteriza con Estados Unidos y el pulso con ese país?
R. La frontera con Estados Unidos revela que la mezcla y el contrabando de culturas resultan más estimulantes que la cruda realidad que ahí se vive. Mexamérica demuestra que la identidad dura cuando se inventa a diario y que los vínculos son tan insólitos que involucran a otras culturas (según Daniel Sada, el principal rasgo de unión entre México y Estados Unidos es la comida china). En tiempos de integrismos, nuestra frontera norte es la más cruzada del mundo y confirma que una cultura prueba su fuerza al entrar en contacto con otra. La condición fronteriza no se refiere sólo a una circunstancia geográfica. La frontera está en todas partes.
1. Fuertes estímulos de hoy: el DF como desafío a la razón y la estadística, la falta de democracia y el tedio de la democracia, las voces de las mujeres (del "óyeme con los ojos" de sor Juana al "¿me estás oyendo, inútil?", de Paquita la del Barrio), Chiapas y la condición indígena como un tema eminentemente moderno, la historia nacional como un asunto secreto, la sorpresa de que ya somos cien millones, la superstición de que todos nos conocemos y la certeza de que cada uno es muy raro.
2. México vive en estado de improvisación: el único rasgo estable de nuestra literatura es su capacidad de asombro.
3. Por suerte, no hay tendencias ni escuelas rígidas. Nuestra literatura prospera con la imparable energía del caos. Entre sus destellos se encuentran las crónicas de Carlos Monsiváis, las novelas de Sergio Pitol, la poesía de Fabio Morábito, los cuentos para niños de Francisco Hinojosa. Entre las llamas del fuego nuevo destacan Rosa Beltrán, Guillermo Fadanelli, Álvaro Enrigue, Mario Bellatín, Eduardo Antonio Parra...
Juan Villoro (México DF, 1956) es autor de libros como La casa pierde (Alfaguara), Efectos personales (Anagrama), El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica (Alfaguay).
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