Sólo el 40% de los menores de 34 años pueden acceder a una vivienda propia
Tan sólo cuatro de cada 10 jóvenes catalanes de 18 a 34 años habían podido independizarse y constituir un nuevo hogar en el año 2000, ya fuera en una vivienda de alquiler o en régimen de propiedad.
Para muchos de estos jóvenes, la emancipación ha sido posible gracias a las ayudas económicas que reciben de sus padres u otros familiares, que echan una mano al 31% de los menores de 34 años que pagan alquiler y a más de la mitad (el 55%) de los que tienen constituida una hipoteca para la compra de una vivienda.
Estos datos se desprenden del estudio La vivienda en Cataluña, elaborado por la economista Carme Trilla a partir del Panel de Desigualdades Sociales en Cataluña, impulsado por la Fundación Jaume Bofill. El trabajo se realizó a partir del análisis de 2.000 hogares catalanes, de los que se entrevistó a la totalidad de sus miembros, que suman unas 5.500 personas.
La autora del informe señala que ante las escasas ayudas públicas para la compra o el alquiler de viviendas y la escasez de construcciones de protección oficial, la familia se está consolidando como un puntal en el que muchos jóvenes han de apoyarse necesariamente si quieren emanciparse y crear su propio hogar. El estudio revela que el 58% de los ciudadanos afirman que que la vivienda les supone un considerable esfuerzo económico.
El estudio de la Fundación Bofill revela que el 43% de los catalanes han de destinar mensualmente una parte nada desdeñable de sus ingresos a la vivienda, ya sea para el pago del alquiler (el 17% de los casos) o para una hipoteca (el 27%). El 56% restante de las unidades familiares, según el informe, ya tienen la vivienda pagada o bien la han recibido en herencia o cesión.
La autora del trabajo, Carme Trilla, destacó que aunque más de la mitad de los catalanes no tienen que preocuparse por el pago mensual de su vivienda, esta cifra, que se desprende del análisis del conjunto de la población, no debe llevar a la conclusión de que el acceso a un hogar no constituye un problema en Cataluña, ya que es especialmente "duro" para los jóvenes y los ancianos. "El problema de la vivienda está ahí, se ha intensificado en los últimos cinco años y ha alcanzado una dimensión no conocida hasta ahora", sentenció el director de la Fundación Jaume Bofill, Jordi Sánchez. Según señaló, los datos sobre la edad de emancipación de los jóvenes que arroja el estudio -que incluye en este colectivo a las personas de hasta 34 años de edad- ponen de manifiesto la gravedad del problema. Sólo el 15% de los jóvenes de entre 18 y 24 años pudieron abandonar el hogar familiar para constituir uno propio en el año 2000, porcentaje que se eleva al 41,9% cuando se amplía la franja de edad de los 18 a los 34 años. Los más jóvenes, hasta los 24 años, se inclinan mayoritariamente por el alquiler, una opción que es especialmente predominante en la provincia de Barcelona. El informe señala que este concepto supone un coste medio mensual de 219 euros. Sin embargo, Carme Trilla subrayó que los nuevos contratos de alquiler ya alcanzaron una media de 355 euros mensuales el año 2000, perjudicando así a los jóvenes, "que son los que acceden más tarde al mercado de la vivienda".
Los jóvenes emancipados destinan al pago del alquiler el 28,2% de sus ingresos, porcentaje que se reduce en la franja de edad de 50 a 64 años y que vuelve a subir a partir de los 65 años. El porcentaje de los ingresos brutos que los catalanes destinan al alquiler (el 19%) es similar al que se dedica al pago de una hipoteca (el 18,5%). Sin embargo, el coste medio de una hipoteca duplica el del alquiler (431 euros mensuales, frente a 219).
El trabajo de Carme Trilla pone de manifiesto que unas 200.000 viviendas sufren carencias graves, la mayoría de ellas pertenecientes a familias de clase trabajadora, y que el 82% de sus propietarios declaran tener dificultades económicas para sufragar las obras de rehabilitación
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