Patriotas y libros

La selección española vive entre el cielo y el infierno. El sábado eran unos pringados y ahora son dioses. ¿En qué quedamos? Los notarios de la gesta son cada vez más forofos. En TVE, todavía se reprimen, pero en la SER le mientan la madre al árbitro e insultan al rival. ¿Retransmisión-basura? No: patriotismo-espectáculo.

Dos caras

En Día a día, Jorge Javier Vázquez dice: "Ahora cualquiera sale en la tele. Incluso yo". Esta sana ironía matinal desaparece cuando presenta Aquí hay tomate. Allí da voz a mayoristas de vísceras con los que discute agriamente. La reflexión que sugieren ciertas peleas coincide con la que describe Millán Salcedo en su libro En mis trece: "Nos hundimos en el sofá y pensamos con horror en lo morbosos que somos echando mano a la última gota de dignidad que nos ha dejado la gran farsa de quienes sin escrúpulos venden su alma al diablo de la pantalla como falsos Faustos".

Cliché

Imágenes repulsivas (mujeres engañadas en El diario de Patricia) o trágicas (terrorismo en Estambul) nos hipnotizan. Después del atentado del 11-S, alguien habló de la belleza del mal, que es una forma de refugiarse en un consuelo estético que maquille el pánico ético. "En la alternancia casi obligada entre el espanto y la risa de la comedia y del horror se reconoce implícitamente la atracción de lo repulsivo y la belleza de la fealdad", escribe Daniel Royot en La comédie de la violence dans le trashmovie hollywoodien. Apagar la tele y disfrutar leyendo el magistral La guerra contra el cliché, de Martin Amis, podría ser la solución, pero hay quien cree que somos lo bastante inteligentes para distinguir el bien del mal. Eso de que somos inteligentes y mayores de edad es otro cliché. Nos lo repiten mucho, pero viendo los resultados de audiencia, nadie lo diría.

Lolitas

La publicidad infantil sigue en su línea de erotizar las actitudes de las niñas. Fomenta la coquetería y la cosmética con una intención que mutila la infancia. El psicólogo infantil Claude Allard reflexiona sobre esta tendencia: "Las niñas abandonan sus muñecas demasiado pronto para identificarse con las jóvenes cantantes o las chicas de los reality-show. La publicidad toma el relevo y les propone líneas de ropa y complementos, y se visten de un modo que no corresponde a su edad, ceñida y con el ombligo a la vista. Llevan sujetador cuando ni siquiera tienen pecho. Es peligroso. La forma como los demás las miran cambia. Hay que decirles a los padres que no se juega impunemente con la seducción. Una niña que se disfraza de princesa para jugar no acude a la escuela vestida como tal". En TV-3, Julia Otero recibe a Carod Rovira. Está feliz: los resultados que ERC no había conseguido en años los ha logrado gracias, entre otras cosas, a la obtusa y separatista política de Aznar.