_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Campanas

Estaba ayer doña Rosita en su balcón viendo pasar la vida cuando, de repente, dijeron por la radio que la boda principesca será el 22 de mayo en la Almudena. "¡Por todos los demonios, esto hay que celebrarlo!", musitó. Dicho y hecho. Escanció una botella de moscatel y brindó consigo misma en copa de plata por la felicidad de la pareja. A doña Rosita siempre le encantaron las bodas y sigue soñando cada atardecer con la suya propia desde mediados del siglo pasado. Lo que más le gusta de los fastos nupciales son las campanas, por razones que no vienen al caso (conoció el amor carnal fugazmente hace más de cincuenta años, a mediodía, justo al toque del Angelus). El campanario la dejó tocada de por vida. Actualmente dedica gran parte de su tiempo a vindicar los repiques de Madrid y la vida secreta de las campanas de la capital.

Sabe la vida y milagros de todas nuestras campanas y las conoce por sus nombres y apellidos. Las de la Almudena ("la catedral más pastelera de España") son siete, tres de ellas del siglo XIX (María Agustina, Jesús María y José, y María de la Almudena); las otras cuatro fueron donadas por empresarios gallegos en 1999 (Nuestra Señora de la Almudena, Nuestra Señora de Atocha, Nuestra Señora de la Paloma y Santa María de la Flor de Lis). Doña Rosita destaca que también tienen su perendengue otras campanas. En San Jerónimo quedan tres en funcionamiento (Nuestra Señora de Guadalupe, Santa Paula, San Jerónimo). Las de San Isidro se llaman Jesús María, Nuestra Señora del Buen Suceso y Nuestra Señora de la Almudena. A Doña Rosita le da un pálpito:

-¡Santo cielo! ¡No se les ocurrirá cantar un chotis en la ofrenda floral a la patrona de Madrid! Esa ceremonia tiene un carácter entrañablemente local. ¿Qué música elegirán para representar a Madrid, Dios mío? ¿Y si optamos por el Asturias patria querida?

Estaba doña Rosita en su balcón viendo pasar la vida cuando, de repente, oyó campanas. "Hay que subir al árbol y cortar la flor", se dijo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_