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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Mi brazo se ha quedado en el armario

Perdí mi brazo en un accidente de moto. Tras la angustia inicial, tuve que asumir mi nueva e irretroactiva situación. Al salir del hospital, acudí a una ortopedia en la que me dijeron que podían ponerme una prótesis estética, pagada parcialmente por la Seguridad Social y que produciría un buen efecto en la gente disimulando la amputación, pero que a mi edad (34 años) no me sería de mucha utilidad.

Por eso me propusieron adquirir una prótesis mioeléctrica, que podría usar para trabajar, coger cosas, e incluso atarme los cordones, o sea, que sería útil; el problema era que no la pagaba la Seguridad Social y costaba más de 18.000 euros (tres millones de pesetas).

Me ilusionaron tanto que toda mi familia, con recursos muy limitados, se unió para ayudarme. Me la compré, y mi vida empezó a ser muy parecida a la de una persona normal: la usaba para todo y me sentía útil. Unos meses después, la prótesis empezó a fallar, a los 12 meses ya no funcionaba.

Pedí presupuesto de arreglo y las causas que alegaron era que se había estropeado por usarla mucho - y también por sudar- y que el coste del arreglo sería de 6.000 euros. Yo no lo entendía, pero nadie se hacía cargo del coste, ni el fabricante, ni la ortopedia ni la Seguridad Social. Mi familia y yo, que ya pagábamos el crédito de los tres millones anteriores, estábamos imposibilitados para hacerlo.

¿Qué puedo hacer? Si reclamo judicialmente, la demanda puede durar años y, mientras tanto, ¿cómo voy a trabajar? ¿Cómo es posible que la causa de la rotura sea usar la prótesis? ¿Para qué la voy a comprar, entonces? Además, nadie me dijo que no podía usarla ni sudar. El fabricante dice que hay un libro de instrucciones que nadie me dio. Sólo me queda la deuda de tres millones y la prótesis en el armario.

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