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Reportaje:FÚTBOL | España estará en Portugal 2004

"Ha ganado el fútbol"

Los jugadores se muestran eufóricos y aseguran que merecían un triunfo así

Con la barbilla empinada y la barba de tres días, Raúl escuchó el himno español mirando al cielo, como de costumbre. Señal de que su concentración era absoluta. Y de que el partido era un gran reto para él, que lo ha conseguido todo en el Real Madrid, pero nada en la selección. Bueno, nada en el ámbito colectivo, porque en el individual ha marcado una cifra extraordinaria de goles a sus 26 años: 37 en 68 partidos. Nada menos. Claro que necesita refrendarlos en un gran torneo. Tal vez empiece este verano, en la Eurocopa de Portugal. "Este es un gran grupo y un gran seleccionador, Estamos donde nos merecemos", gritaba Raúl de forma desaforada tras el encuentro, cuando los jugadores españoles se abrazaron en torno al círculo central.

"Estábamos obligados a clasificarnos y a hacerlo como lo hicimos: desde el buen juego", dice Sáez
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"Hay que saludar, ¿eh? Venga, todos juntos". El capitán ejerció de tal y se llevó al resto del equipo hacia la zona del estadio donde aguardaba el centener de eufóricos aficionados españoles. Vicente corrió hacia allá con una alegría irreprimible: saltaba y se colgaba de Baraja, después de Casillas, después de... quien fuera. Todos dieron rienda suelta a la tensión acumulada. A su enorme responsabilidad: la defensa no sólo de una selección, sino de un estilo. Esta eliminatoria ha enfrentado algo más que dos equipos. Ha enfrentado dos maneras de entender este deporte. Radicalmente opuestos. Y, afortunadamente para el espectáculo, triunfó la española.

"Ha ganado el fútbol", señalaba orgulloso Míchel Salgado. Él, junto a Xabi Alonso y Valerón, fue el diestro más inspirado en una noche mucho menos fría de lo esperado, que perteneció a los zurdos españoles. Primero Raúl y después Vicente, de 22 años, abanderaron el modelo español: el del toque, el regate y el gusto por el ataque, en un terreno de juego mucho mejor también de lo que temían los hombres de un Iñaki Sáez que en el banquillo celebró los tres goles con una alegría incontenible, la misma que demostró una vez llegado el final. "Lo ocurrido me sirve interiormente para reafirmarme en mis ideas. Yo conozco a estos jugadores y sé lo que significa jugar dos partidos de esta trascendencia en cuatro días. Por eso he tomado una serie de decisiones que a la postre han sido acertadas. No podía ser que una camada de futbolistas fabulosos como ésta se quedara fuera de la Eurocopa".

Esos futbolistas llenaron de estupor a la hinchada noruega, que comenzó a desfilar hacia la calle a los pocos minutos de la segunda parte. No todos, claro. A dos de los que se quedaron les dio por saltar a la hierba cual espontáneos. El primero fue retirado amistosamente, pero el segundo, un chico joven y enclenque, no olvidará nunca su atrevimiento. Desde la otra parte del campo llegó corriendo, por sorpresa y a toda máquina, el portero Olsen, le lanzó un patadón de kárate a media altura y dejó maltrecho al espontáneo. Se retiró cojeando. Y, mientras, Olsen, el dicharachero ex meta del Sevilla que acababa de sustituir al lesionado Johnsen, regresó a su portería en medio de una gran ovación. Saludando al tendido, por supuesto.

"Yo he pasado diez días horrorosos, pero si estaba con mal cuerpo era por la afición", señalaba Sáez ya de un modo más mesurado. "Con estos jugadores, España estaba obligada a clasificarse. Pero aún hay más: estábamos obligados a hacerlo desde el buen fútbol. Y eso hemos hecho hoy, pues el equipo ha estado inmenso. El dominio que hemos tenido del partido ha sido, sencillamente, espectacular".

En ese momento, y aún en el césped, Raúl llegaba a la altura del seleccionador. "Enhorabuena, míster", le dijo antes de fundirse, capitán y técnico, en un abrazo interminable, del mismo tono que se daban todos los jugadores y los ayudantes a medida que se retiraban. "En Portugal no somos los favoritos, pero tenemos equipo para lograr cualquier cosa. Las dudas las tenían otros, no nosotros, que sabíamos que éramos muy superiores a Noruega. Lo hemos demostrado sobradamente". Instantes después de pronunciar estas palabras, Salgado entraba dando brincos a un vestuario, el español, que era un puro alboroto.

Xabi Alonso intenta zafarse de la marca del noruego Solli.
Xabi Alonso intenta zafarse de la marca del noruego Solli.ASSOCIATED PRESS

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