La máquina es idiota
El ruso iguala el duelo y prueba que el programa está pez en estrategia
Gari Kaspárov demostró el domingo por la noche en Nueva York la vigencia de una frase suya de 1997: "El silicio es invencible cuando una posición se puede resolver sólo con fuerza bruta, pero se vuelve imbécil si hay que aplicar principios de estrategia profunda". El ruso humilló al programa Fritz en la tercera partida e igualó el duelo a 1,5 puntos ante la última, que disputa hoy con negras (19.00, www.x3dchess.com).
La fuerza bruta no basta para ganar a Kaspárov porque ni siquiera el ordenador más potente del mundo es capaz de calcular todas las jugadas posibles en una partida de ajedrez: un uno seguido de 123 ceros, un número probablemente mayor que el de átomos en el universo. En el último decenio, los científicos han logrado programar algunos conceptos estratégicos en los cerebros de silicio; por ejemplo, una de las partidas que Deep Blue ganó a Kaspárov en 1997 podía firmarla un gran maestro. Pero aún hay grandes lagunas, como demostró Kaspárov el domingo.
En la jugada 16, el ruso logró un peón de ventaja que para la máquina no tenía importancia porque estaba retrasado y débil en una esquina del flanco de dama. Pero cualquier jugador de cierto nivel, aunque no sea profesional, sabe tras un simple vistazo que transformar ese peón en un factor decisivo es mera cuestión de tiempo y técnica. Por tanto, Fritz debió contraatacar en el ala de rey, donde disponía de más espacio, pero no lo hizo porque está programado para no avanzar los peones del enroque, con el fin de que el monarca no quede a la intemperie. Sin embargo, esa norma tiene sus excepciones, y ahí está el meollo: los científicos aún no han logrado programar las numerosas excepciones de las leyes estratégicas del ajedrez, como reconoció ayer el holandés Frans Morsch, el creador de Fritz.
El ajedrecista inhumano se quedó pasivo, como lelo, mientras Kaspárov preparaba tranquilamente el avance letal. Cuando su rival captó el peligro, treinta jugadas después de la captura del peón, ya no había remedio. Moraleja: de poco sirve calcular millones de jugadas por segundo si no hay una idea, un plan estratégico, un objetivo que dé sentido a ese dispendio de fuerza bruta.
Tras la rendición de Fritz, Kaspárov respiró hondo: "Está claro que las computadoras aún tienen mucho que aprender de nosotros. Gané con poco esfuerzo, estaba pensando todo el rato en el gran error que cometí en la segunda partida, cuando tenía una posición bastante cómoda". Pero aún le queda un duro escollo: hoy, con negras, le será bastante más difícil llevar la lucha al terreno de la estrategia. Como él sabe muy bien, el silicio idiota es un monstruo implacable en las posiciones muy abiertas, donde impera la táctica y el cálculo exacto.
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