Un delegado bien aprovechado

El Partido Popular está dispuesto a echar el resto en la provincia de Sevilla de cara a las próximas elecciones autonómicas y generales. Sus dirigentes han llegado a la conclusión de que la única manera de estrechar diferencias es centrando, en especial, su esfuerzo en esta circunscripción electoral que tan buenos resultados ofrece, sistemáticamente, a los socialistas. Y, para ello, ya cuentan con un hilo argumental, según lo anunciado por el ex secretario general, Javier Arenas. Se van a dedicar a sacar provecho a la gestión del Gobierno central, sin importarles, parece, el dato de que se mantengan aún abiertos importantes frentes en esta zona, siendo el más clamoroso la falta de concreción de la partida inversora que ha de incorporar Madrid al proyecto del Metro, tanto del de la capital andaluza como de los de Málaga y Granada. Y para reforzar la estrategia, pondrán al frente de la misma al mismísimo delegado del Gobierno en Andalucía, Juan Ignacio Zoido, juez de profesión y recién llegado a las filas del partido. Hombre de confianza de Arenas, nada ha importado que su labor institucional como representante del Ejecutivo central pueda entrar en colisión con su cometido estrictamente partidista. Los límites entre un ámbito y otro cada vez se difuminan más en la política, tal y como aquí puede ocurrir, a no ser que Zoido se tome en serio este riesgo y sepa guardar, al final, una exquisita distancia entre una cosa y otra.

Tal vez suceda esto último dado el buen talante que ha venido demostrando desde su llegada a la Torre Sur de la Plaza de España, en Sevilla, sede de la Delegación del Gobierno en Andalucía, en sustitución del hoy alcalde de Granada, José Torres Hurtado, siempre más proclive al conciliábulo y al trasteo en la oscuridad hasta el punto de que en un momento dado llegó, incluso, a tener conocimiento del burdo montaje en torno al supuesto espionaje al que fuera presidente de la Caja San Fernando, Juan Manuel López Benjumea. Estamos ante un turbio asunto en el que se intentó involucrar nada menos que al presidente de la Junta, Manuel Chaves, sin que éste fuera alertado de la operación por parte del delegado, tal y como correspondía al tratarse de la primera autoridad de Andalucía. Queda por ver si este singular comportamiento va a tener algún coste para Torres Hurtado.

Así que bienvenido a Zoido a la pelea cuerpo a cuerpo, que se avecina más intensa que nunca con el choque de trenes que va a suponer la confluencia, en esta semana, de las dos campañas que han puesto en marcha las principales formaciones políticas, PSOE y PP. Sin embargo, el resto de fuerzas no quiere quedarse atrás. Sólo basta con estar atentos a la comparecencia hoy del candidato andalucista Antonio Ortega, quien explicará su propuesta de un nuevo Estatuto de Autonomía para Andalucía, para darnos cuenta de que nos debemos preparar para asistir a una de las campañas más largas y disputadas en la que todos cuentan, grandes y pequeños. En esa inercia entra también IU, que afronta en estos días el tramo final para la designación de su candidato, responsabilidad que recaerá, con toda probabilidad, en su actual coordinador general, Diego Valderas. Se da paso a las distintas asambleas provinciales que se tendrán que pronunciar por éste o bien por la opción de los críticos, encabezada por Concha Caballero. La de Córdoba será la primera en celebrarse y, según todos los indicios que maneja la dirección regional, la lista liderada por Enrique Centella se está haciendo con la mayoría de los delegados superando al alcalde de Puente Genil, Manuel Baena, representante de los críticos, a los que, por cierto, de confirmarse estas expectativas, parece que de nada les serviría el apoyo de Julio Anguita. De todas formas, los izquierdistas están deseando superar este trance interno para meterse de lleno en su propia campaña que, para no ser menos, va a ser también muy agresiva.