¿Todos en campaña?
A un año de las elecciones presidenciales en EE UU, ya empiezan a escucharse comentarios sobre la relación de las mismas con la actividad económica y la evolución de los mercados financieros.
En principio, en un contexto de estabilidad democrática, uno tendería a pensar que el efecto debería ser mínimo y en cualquier caso transitorio; sin embargo, la literatura existente revela resultados curiosos. Así, existe evidencia que muestra que la proximidad de un proceso electoral supone un cambio en la volatilidad de los precios bursátiles. En el mercado de divisas, por su parte, se constata que los procesos electorales contribuyen a que exista una prima de riesgo que dificulta al inversor la predicción de los movimientos de las divisas. Incluso las decisiones de política monetaria llegan a analizarse desde una óptica política. Parecen existir ciertas "imperfecciones" en el proceso de fijación de tipos de interés oficiales, a pesar de que las autoridades monetarias están diseñadas con el objetivo de minimizar influencias políticas.
Las decisiones de política monetaria en Estados Unidos pueden ser interpretadas en clave electoral
La literatura al respecto es diversa, pero los canales de influencia no parecen claros. Es posible que haya un efecto perverso derivado del deseo de la autoridad monetaria de evitar interpretaciones políticas de sus decisiones de tipos, lo que puede hacer que al final acabe afectando.
Actualmente, EE UU se aproxima a las elecciones con unas tasas de crecimiento importantes, cercanas al 4%, en gran medida debidas al fuerte impulso monetario y fiscal de los últimos años. La política fiscal seguirá siendo expansiva, sobre todo en la primera mitad de 2004. En política monetaria, la duda es si en los próximos meses se alcanzarán tipos de interés tan elevados como los que hoy descuenta el mercado.
Varias razones permiten valorar esas expectativas como excesivas. El elevado grado de infrautilización de recursos en el conjunto de la economía permite varios trimestres de crecimiento de la actividad sin que se originen presiones inflacionistas significativas, lo que sustenta tipos estables en gran parte de 2004. Pero, a su vez, también cabe tener en cuenta la cercanía electoral. Y es que, pese a que los actuales niveles de tipos se hallan en mínimos respecto a los últimos 45 años, la interpretación política de un movimiento de tipos puede ser un factor adicional a considerar en la determinación de la senda de tipos de interés.
Montse Martínez es economista del Servicio de Estudios de BBVA.
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