Silvio Rodríguez vuelve a la canción desnuda y sencilla en 'Cita con los ángeles'
El cantautor afirma que las críticas a Cuba sólo las hace ante los "compañeros"
Un año y medio después de sorprender a sus seguidores con un disco para voz y orquesta sinfónica -Expediciones-, el cantautor cubano Silvio Rodríguez ha vuelto a las canciones "desnudas y sencillas", de "pequeños acordes", que hablan simplemente de poesía y amor, denuncian la barbarie de Irak o evocan, para que no se olvide, el asesinato de Federico García Lorca o el bombardeo del palacio de la Moneda. Cita con los ángeles está compuesto por 11 piezas creadas en colaboración con la flautista Niurka González y el tresero Pancho Amat.
"No me propuse hacer un disco, pero me surgieron las canciones"
'Cita con los ángeles' está dedicado a su hija Malva y a su nieto Diego
La mayoría de las canciones del CD, que ayer se puso a la venta en España y en América Latina, son interpretadas por Silvio Rodríguez y Niurka González a cuatro manos. O mejor dicho, a ocho: ella se encarga de las flautas y el clarinete; él pone la voz, más la guitarra y los teclados. No obstante, Cita con los ángeles tiene colaboradores de lujo. Sin ir más lejos, el tema que da nombre al disco reúne a genios de la música cubana como Leo Brouwer, que toca la guitarra -después de pasarse varios años sin hacerlo-; Juan Formell, deslizando su contrabajo en un fragmento soneado, y también los pianistas Chucho Valdés y Frank Fernández, más Tata Guines con sus poderosas tumbadoras.
Son "canciones sin grandes pretensiones", fruto del "estado de euforia y de felicidad" en que admite encontrarse Silvio Rodríguez, de 56 años, que acaba de tener una hija, Malva, y un nieto, Diego, a quienes está dedicado Cita con los ángeles. "No me propuse hacer un disco, pero me surgieron un montón de canciones, se me empezaron a ocurrir de forma muy fluida y de pronto lo tuve en mis manos", aseguró el viernes el autor de Ojalá.
Inevitablemente, la presentación de un disco de Silvio Rodríguez, si incluye conferencia de prensa, acaba por convertirse en un hecho político. Y así ocurrió anteayer en el santuario revolucionario de Casa de las Américas, el lugar escogido por el trovador para el lanzamiento, que fue retransmitido en directo por televisión a 14 países y también por Internet.
Silvio Rodríguez respondió preguntas de internautas y de periodistas presentes en la sala Che Guevara de la institución cultural cubana. De Bolivia llegó un mensaje de saludo del Movimiento al Socialismo, que dirige el líder indígena Evo Morales, cuya actuación fue decisiva en la caída del Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada. Cuando fue requerida su opinión sobre la guerrilla zapatista y el subcomandante Marcos, dijo: "Admiro al Sub, su sentido del humor, y le deseo una larga vida y un resonante triunfo en esa larga lucha". Del ex presidente chileno Salvador Allende afirmó que era un hombre auténticamente "revolucionario" y "subversivo; era lógico que la CIA lo matase".
No eludió Rodríguez los asuntos polémicos que conciernen a su país. Cuando alguien se refirió a unas recientes declaraciones de Pablo Milanés en Colombia, en las que su compañero de la Nueva Trova criticó el encarcelamiento de disidentes en la isla y las dificultades para la libre expresión, cerró filas y se remitió a una intervención que hizo el año pasado ante el Parlamento -Silvio Rodríguez es diputado-, cuando se pronunció, en presencia de Fidel Castro, por "un socialismo perfectible". Aseguró que a él también le gustaría que muchas cosas se "superen", pero que prefería decírselas, en vez de a la prensa extranjera, a sus "compañeros".
Sobre el cruce de cartas y el "desencuentro" entre intelectuales cubanos y numerosos artistas e intelectuales de izquierda de España y América Latina -a raíz de las condenas a los opositores-, consideró que algunos amigos se sintieron "enojados", pero otros que no lo eran vieron la oportunidad de "quitarse de encima la revolución cubana". "Cuando nos veamos, los que somos verdaderamente amigos lo solucionaremos", afirmó. Sin salirse nunca de la trinchera revolucionaria, Silvio aclaró que él no estaba de acuerdo con la uniformidad, ni en la cultura ni en la vida.
"La realidad es diversa" y, dijo, no se puede imponer a nadie "que sea así o asá".
Babelia
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