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FUERA DE CASA
Columna
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Creía que todo pasaba por la noche

Tengo un vecino que nunca se levanta por las mañanas. Ni aunque esté nublado. Al caer la tarde comienza su jornada, cuando la noche avanza se le ocurren cosas. Fuma bastante, tose bien y bebe mejor. Le gusta mucho repetir,¡carajo! Hace canciones que mucha gente canta y baila. También hace poemas y le gusta pintar. No sale mucho de casa pero se entera de todo porque se pasa el día leyendo y la noche charlando. Su casa está abierta para esos amigos a los que les gusta estar fuera de casa. Tiene el don de la generosidad, sabe reír, es charlatán, divertido y se fija mucho. Se llama Joaquín Sabina. Y me parece que tampoco irá a la boda. No le veo en la Almudena. Además anda componiendo unas coplas republicanas en compañía de Ángel González, Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes, Luis Muñoz y otros de la tribu de Chus Visor. Sí, estos de los catálogos biodegradables, estos intrusos, según definición del tendero de excelencias por internet, comprador de literatura al peso en librerías de saldo y sagaz vendedor como si fueran perlas negras. Sí señor, toda una lección de modelo renacentista de Abelardo Linares. Lo bueno tiene que ser minoritario, dice. Lo mejor es lo menor. Lo óptimo lo único. Y la excelencia lo inexistente. Ya lo decía aquél moderno, lo mejor es no hacerlo. Pues eso, nada. Menos que nada.

Yo sigo con mis intrusos. La cosa empezó una noche que salí de casa, el mismo día de la petición de mano, en la inauguración de una exposición, Vida y milagros, del pintor granadino Juan Vida. Allí se dieron cita amigos, poetas, pintores, músicos -con la voz cantante del rockero mayor de la república, Miguel Ríos- mirones varios, algún comprador, escritores y otros seguidores del bueno de Vida. A los postres, después de leídas coplas de Sabina: "...Mira esos grises / tan grecos, tan zurbaranes / tan leopardos, tan matices, / tan yo, tan vidas, tan juanes", después de la prosa de Almudena Grandes, creo que fue ella, la escritora que hace la compra en el mercado de Barceló, la que propuso a la pandilla poética seguir con las coplas. Tema: la boda de Letizia. Y allí, con nocturnidad civil, con alevosía republicana, respetuosos aunque irónicos, comenzaron las rimas, las coplas, versos que serán polvo, más polvo enamorado. Prometo intertextualidad. Como madrugo, no llegué ni al final del soneto aunque lo que escuché me hizo pensar que estos se están ganando a pulso poético la no invitación a la boda. Da igual, tampoco La Almudena es El Escorial, no caben todos los escritores de este país. Los de la estirpe de Larra se quedan en la cama como hacen los de la estirpe de Brassens en el 14 de Julio.

Tampoco irá uno de los mejores escritores extremeños, Alonso Guerrero. Lo de mejor no lo digo yo -solo conozco su relato tan interesante, llamado El hombre abreviado que está escrito antes del divorcio y hoy resulta imposible leerlo sin pensar en la literatura de anticipación- sino que lo dice uno de los más indispensables escritores y ensayistas extremeños, Gonzalo Hidalgo. Hace ya años que escribió sobre Alonso Guerrero como un escritor brillante y "seguramente indispensable". Y asegura Hidalgo "estar convencido de que nunca se dará por satisfecho y de que, en consecuencia, a despecho de todo, tenaz en la coherencia exacta y radical de su destino, la progresión no tendrá fin". Hoy todos persiguen los libros de este escritor que, a pesar del juicio de unos pocos que siempre le han valorado, siguen prácticamente inéditos. No tiene fácil el anonimato. No estaría mal que pudiéramos leer a Guerrero, lo difícil será hacerlo sin la carga del morbo, de la publicidad no literaria que nunca buscó este escritor que los que le conocen le han definido como "animal literario". Que publique, mejor dando gracias al Conde que a pesar del Príncipe.

Salí otra noche, esta vez con corbata. Iba a uno de los conciertos de Grandes Intérpretes de Scherzo. En el taxi escuché la noticia de la muerte de un poeta descamisado, de uno de los que mejor han sabido comunicar con la mayoría de un pueblo, Miquel Martí i Pol. Su éxito, solo en Cataluña para mayor ignorancia del resto, ¿también será considerado como producto de algún intrusismo por alguno de esos estrictos defensores de las minorías? ¡Y además promocionado por cantautores! En fin, yo también con la inmensa minoría, con la que puede presumir de haber visto, de haber escuchado, de haber vibrado y gozado con Rosa Torres-Pardo.

Para terminar la semana un homenaje. Nada menos que el de Alfonso, el cerillero del Café Gijón. Mucho más que un personaje de Vicent. Un verdadero banquero del pueblo bohemio, de los periodistas tiesos y de los mirones que ni se callan ni dan tabaco. Una placa pensada, promovida e inaugurada por uno de sus amigos, Arturo Pérez-Reverte, que por unas horas dejó a Alatriste y a su Caballero del Jubón Amarillo, para reunir e invitar a los amigos y admiradores de Alfonso. Sin duda el cerillero es uno de los personajes de la ciudad que vive fuera de casa. Desde que dejó sus tierras palentinas, sin dejar su anarquismo vital, su oreja despierta y su arte para distinguir a los cursis que hubiera envidiado el mismísimo Francisco Silvela, son parte monumental de la pequeña historia de los que salen de casa en esta capital de tránsfugas y otros olvidos. Otra noche sin acostarme temprano.

Rosa Torres-Pardo.
Rosa Torres-Pardo.RICARDO GUTIÉRREZ

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