Deportivo precursor con sentido práctico
La línea impactante de los mejores cupés, una mecánica muy original y con carácter, y un interior con soluciones inéditas y suficiente sentido práctico. El Mazda RX-8 es un coche inconformista que huye de los convencionalismos y explora nuevos caminos para combinar deportividad y funcionalidad.
El icono de Mazda
La serie RX es la propuesta más exclusiva de Mazda, el icono que utiliza de escaparate para mostrar sus avances tecnológicos. Y este último modelo acentúa aún más esa vocación visionaria y aporta soluciones innovadoras y atrevidas (como la ausencia del pilar central entre las puertas), que refuerzan su personalidad y lo convierten en el mejor símbolo de la marca.
El nuevo RX-8 es un deportivo de cuatro plazas que puede cumplir como coche único para solteros y parejas sin hijos, un segmento de población cada vez mayor. Pero dentro de este grupo busca conquistar a los compradores más individualistas y emocionales, y utiliza la línea para lograrlo.
Así, la carrocería presenta los trazos estilizados de los cupés, con un techo descendente en la parte trasera que se prolonga con un cristal en forma de cúpula y la tapa del maletero. Sin embargo, tiene muchos detalles llamativos,como el frontal, muy afilado y con unos faros multifocales rasgados; las formas abultadas de las aletas, sobre todo las delanteras, que llevan unas branquias de refrigeración por detrás; y la zaga, que incluye un alerón y dos salidas de escape. Pero la nota diferenciadora son las cuatro puertas, dos en cada lado, que se abren en compás como un libro y no llevan pilar central entre ellas. Además, las traseras quedan completamente camufladas en la carrocería.
Aparte de su originalidad, lo mejor de esta solución es que no afecta a la deportividad de la línea
, que presenta una imagen muy atractiva y atlética, y una aerodinámica eficaz (CX: 0,30).
Funcional y sugerente por dentro
Esta peculiar arquitectura abre nuevas perspectivas para fusionar deportividad y sentido práctico sin renunciar a una imagen radical. Y ayuda a mejorar la funcionalidad interior, punto débil de los cupés. Para empezar, la apertura en compás de las puertas y la ausencia del pilar en el medio deja todo el hueco lateral libre y permite un acceso sin contorsionismos a las plazas traseras. Y unida a una longitud generosa, 4,43 metros, 40 centímetros más que un Audi TT, aporta espacio suficiente para alojar a cuatro adultos sin apreturas, aunque con un maletero algo justo, de apenas 290 litros.
En el RX-8 se va sentado bajo, pero no resulta incómodo. Delante tiene unos asientos eléctricos deportivos tan envolventes como confortables. Y atrás ofrece una altura correcta, pero con un espacio más justo para las rodillas. Además, los pasajeros viajan algo encerrados y tienen poca visibilidad.
Sin embargo, todo el interior es muy atractivo y está bien acabado. La combinación entre las tapicerías de cuero, el aluminio, los detalles lacados, la calidad de los plásticos y materiales, y unos buenos ajustes, crean un ambiente cuidado y acogedor. Si a esto le unimos un diseño vanguardista, con un salpicadero y una consola resueltos con buen gusto, tendremos un deportivo con gran personalidad interior. Además incluye soluciones originales y prácticas, porque todo el habitáculo va recorrido en el centro por una viga que sirve de apoyabrazos e integra posavasos y guanteras para todas las plazas. La dotación de accesorios prácticos se completa con un portagafas, bolsas en las puertas, una caja junto al volante y un hueco para esquís que refuerzan su funcionalidad. Y todo esto combinado con unas suspensiones cómodas y un motor potente, aunque algo chillón, le permite cumplir a diario y viajar con confort.
Versión única muy bien equipada
El RX-8 se vende en versión única con un motor rotativo de gasolina de 231 CV. Tiene un precio alto (37.420 euros), pero más asequible que otros rivales. Y sobre todo ofrece un equipo de serie espectacular, con muchos detalles exclusivos: asientos eléctricos de piel, navegador con DVD, faros de xenón, climatizador, radio-CD con cargador, llantas de 18 pulgadas, tres años de garantía, un equipo de seguridad con seis airbags, ABS y ESP, y todo lo habitual.
Conclusión
El Mazda RX-8 es un cupé muy original que combina con acierto el poder de seducción y las prestaciones de los mejores deportivos con un interior práctico y sugerente. Conquista desde fuera, ofrece un comportamiento eficaz y seguro, y sobre todo incluye un equipo de serie que justifica su precio.
VISTOSO Y HABITABLE
El RX-8 tiene un interior innovador en el que destaca la ausencia del pilar central entre las puertas laterales, una solución vanguardista en la que trabajan muchas marcas. Su mejor virtud en la práctica consiste en que facilita el acceso a las plazas traseras, el punto débil de casi todos los cupés: hay que abrir primero la puerta de delante y después girar el picaporte interior que despliega la puerta posterior. La primera se abre hasta 67º, y la otra, más pequeña, 80º. Además, la tapicería en dos tonos aporta un estilo colorista muy deportivo.
El salpicadero presenta también un aspecto muy moderno, con una consola central de diseño original que rompe con la monotonía de otros modelos y aporta un toque vistoso y diferente. El módulo central que recorre todo el habitáculo de delante atrás es otro de los elementos más llamativos y resulta muy práctico: permite alojar dos guanteras y cuatro posavasos para dar servicio a todos los pasajeros. Además, las plazas traseras son correctas y ofrecen suficiente espacio para afrontar viajes largos sin sacrificar el confort.
La capacidad del maletero (290 litros) es uno de los aspectos mejorables. En cambio, la zaga está muy bien resuelta y tiene una imagen imponente, con un alerón discreto y dos escapes muy deportivos.
BUENA RELACIÓN PRECIO / EQUIPO
El deportivo de Mazda no es el más potente entre los cupés de su tamaño, pero ofrece el precio más ajustado y el equipo de serie más completo, con tapicería de cuero y navegador, que en sus rivales son opcionales. Además aporta el interior más innovador, con cuatro puertas y cuatro plazas.
El RX-8 cuesta 2.500 euros menos que el Nissan 350 Z y el Chrysler Crossfire. Es menos potente y no corre como el primero, y ofrece unas prestaciones similares al cupé americano, pero viene mejor equipado que los dos. La diferencia a su favor sube a 3.700 euros si se compara con el BMW 330 Ci, que tiene también cuatro plazas, pero viene de serie peor equipado. Y aumenta a 8.500 euros cuando se enfrenta al Audi TT Coupé, aunque éste incluye el cambio manual secuencial DSG, la nueva referencia a superar, y la tracción Quattro, dos detalles que equilibran su menor dotación de serie.
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