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Análisis:FÚTBOL | Eliminatoria de repesca para la Eurocopa
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Examen final para todos

Santiago Segurola

Acostumbrada a transitar con comodidad, casi con desgana, por los trámites clasificatorios, la selección se encontrará hoy en una situación de máxima urgencia. Tiene dos partidos para resolver el drama que se generó en junio, con el empate frente a Irlanda del Norte y la derrota ante Grecia. España se ha visto abocada a una repesca que produce una inesperada sensación de vértigo. Es el vértigo de lo definitivo. Es la clasificación o el desastre. Por tradición y potencial, no se comprendería la ausencia de la selección de la Eurocopa. El factor de proximidad -el torneo se disputará en Portugal- acentuaría la frustración que seguiría a la eliminación en la fase previa. En estas condiciones, el partido de esta noche, y su continuación el próximo miércoles, alcanza una trascendencia imprevista.

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España pide paciencia ante Noruega

Frente al pesimismo natural que suele rodear a la selección, hay una mirada optimista que arranca de la propia naturaleza del partido. Por primera vez en mucho tiempo, el equipo ha congregado una atención masiva. España, que se caracteriza por una tendencia tribal en el fútbol, encuentra graves dificultades para enfocar su pasión en el equipo nacional. Esta vez no tiene más remedio. Por medio está el orgullo, el prestigio de un fútbol con el prestigio acreditado de sus clubes, principales protagonistas del último decenio en Europa. Por difícil que sea de explicar la distancia entre los resultados de los equipos y de la selección, ninguna serviría para justificar la ausencia de la Eurocopa. Puede que España anime a la decepción, y ahí está un reguero de pruebas para asumirlo, pero no tanto como para fracasar a estas alturas, cuando ni tan siquiera ha comenzado el torneo.

Esta eliminatoria somete a examen a mucha gente. Por supuesto, a Iñaki Sáez, seleccionador en virtud de la espantada de Camacho tras el Mundial de Corea y Japón. Camacho descubrió que se aburría en julio de 2002, cuando todos los aspirantes al puesto estaban fuera de la circulación, atados a sus equipos por contrato. Sáez, un hombre de maneras discretas, con un largo historial de éxitos en las categorías inferiores, fue designado seleccionador en una situación de cierta provisionalidad. Al fin y al cabo, ni tan siquiera recibió la invitación de Camacho y de la federación para formar parte del equipo técnico que acudió al último Mundial. Esencialmente, Sáez ha mantenido una coherencia de estilo en la selección, ha convocado con regularidad a los mejores futbolistas, apenas ha alimentado polémicas por la ausencia de tal o cual jugador y ha renovado el equipo con gente joven y de talento. La presencia de Xabi Alonso, Vicente, Reyes y Fernando Torres así lo indica. Quizá parte de los problemas que ha tenido España se han derivado de las tensiones entre regenerar un equipo que ha perdido referentes como Hierro, Nadal, Luis Enrique o Guardiola y garantizar la clasificación con varios chicos inexpertos. Sáez ha pechado con la transición y ahora se enfrenta a un duro examen final.

Pero sobre todo es la hora de los futbolistas. La selección tiene carencias, pero no hasta el punto de pensar en un fracaso ante Noruega, equipo disciplinado, especulador, de gran contenido atlético, equipo más pendiente de medir la paciencia y los errores de sus rivales que de ofrecerse generosamente. Noruega está, por estilo y convicciones futbolísticas, en las antípodas de España. Será un adversario muy complicado porque tiene la capacidad de exponer a la selección española a su defecto más visible: la dificultad para gobernar los partidos que se escapan radicalmente a su estilo, a su carril. Por ello será definitiva la respuesta de los jugadores de Sáez en un partido que concentra tensión, riesgo y maneras opuestas de entender el fútbol.

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