La guerra en Irak ha causado la muerte de más de 22.000 personas
Entre 22.000 y 55.000 iraquíes, tanto civiles como militares, han muerto como consecuencia directa de la guerra, según las últimas estimaciones de Medact, una organización humanitaria de profesionales de la sanidad del Reino Unido. Las consecuencias del conflicto se dejarán sentir en la población durante años, quizás generaciones, según denuncia la ONG en su último informe, presentado ayer en Londres.
Daño colateral continuo: los costes en la salud y el medio ambiente de la guerra en Irak describe el impacto del reciente conflicto sobre el medio ambiente y la salud física y mental de civiles y militares. El informe, elaborado a través de estudios independientes desde el inicio de la guerra, en marzo pasado, analiza el tipo de armas utilizadas durante el conflicto, la huella de los combates sobre la población a corto y a largo plazo, así como la situación de salud durante la reconstrucción .
Aparte de los fallecimientos directamente atribuibles a la guerra -entre 7.757 y 9.565 civiles, y entre 13.500 y 45.000 militares-, toda la población se encuentra en una situación de gran vulnerabilidad, debido a la pobreza, la inseguridad, la quiebra de los servicios públicos de salud y la destrucción de infraestructuras básicas como el suministro de agua. Las minas sin estallar también suponen un peligro para la población.
"El acceso limitado al agua potable y a las instalaciones sanitarias, así como la pobreza, la malnutrición y la interrupción de servicios públicos, incluidos los de salud, continúan teniendo un impacto negativo sobre la salud del pueblo iraquí", dice Sabya Farooq, principal autor del informe.
Población debilitada
La ausencia de agua potable, de instalaciones sanitarias y depuradoras dispara las enfermedades infecciosas, que matan a la población más vulnerable, como los niños, señala el estudio. En Bagdad, cerca de un 40% de la red de tuberías fue dañada durante el conflicto. Unido a la malnutrición -antes de la guerra, el 60% de la población dependía de la ayuda alimentaria exterior para sobrevivir, según Unicef-, "se agrava un estado de salud ya pobre" tras 8 años de guerra (Irán-Irak) y 12 de bloqueo, "que afecta a gente ya debilitada", reza el informe.
Medact describe también un "aumento drástico de las enfermedades transmitidas por el agua, como las gastrointestinales, la fiebre tifoidea o el cólera. Un 70% de los niños ha sufrido diarreas, según datos de Unicef recogidos tras la guerra. La vulnerabilidad infantil se ve agravada por la dificultad de continuar con los programas de vacunación en un país que en la década de los ochenta tenía un sistema de salud equiparable al occidental. Según el informe, unos 210.000 recién nacidos desde el conflicto no han sido vacunados de enfermedades como el sarampión. El informe resalta las dificultades para medir las condiciones de salud iraquíes, debido a la mínima presencia de la ONU y de otras agencias humanitarias en el país.
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