Sin estar preparados

Ante el big bang de la UE con su ampliación a 10 nuevos miembros en mayo próximo, la Comisión Europea ha lanzado una señal de alerta: en su mayoría, los candidatos no están suficientemente preparados para ingresar en el club, lo que comporta graves riesgos. Mucho trabajo les queda por hacer en unos pocos meses. El caso más preocupante es el de Polonia, que representa, en términos demográficos y económicos, casi la mitad de la ampliación, y es el que más suspensos -nueve- ha recibido en los 29 capítulos considerados. Quizás Varsovia entendió que sin ella no entrarían los demás, y que, por tanto, podría retrasarse en sus deberes. Debe hacerlos en estos seis meses.

Ninguna ampliación se ha hecho con tamaño desnivel económico: los nuevos miembros tienen un 40% de la actual renta media de los Quince. Tampoco con tanto trecho por recorrer: en sólo una docena de años muchos de estos países han tenido que realizar tres transiciones, de la dictadura a la democracia, de una economía planificada a otra de mercado y del aislamiento a un mundo en proceso de globalización. En el caso de Chipre sería positivo que resolviera su división interna para no importar este conflicto a la UE.

No cabe duda de que la ampliación es una empresa histórica para reunificar, o mejor dicho, unificar por vez primera pacíficamente este Viejo Continente lleno de cicatrices dejadas por las guerras. La actual UE así lo ha entendido y no se podía dejar a estos países indefinidamente en la sala de espera. Pero la falta de preparación es un motivo de preocupación extrema para los propios aspirantes, y para los actuales miembros si con la ampliación llega una ola desenfrenada de incumplimientos de lo pactado, corrupción o prácticas deshonestas. Hay mecanismos para que la UE se defienda si estos países no cumplen con el acervo comunitario, como las cláusulas de salvaguardia para proteger el mercado único u otras dimensiones. Pero políticamente sería muy grave tener que aplicarlas, o bloquear fondos europeos destinados a esos países, al día siguiente de dar el paso histórico del ingreso en la Unión.

Tampoco la UE, como lo demuestran los debates en la Convención y en la Conferencia Intergubernamental, está suficientemente preparada para esta ampliación. Los Quince se lanzaron por esta vía sin tener claro qué Europa querían y con qué instituciones. Poco a poco se va desmontando la original arquitectura institucional que se creó para unir a los seis fundadores, sin que aparezca un esquema sustitutorio aceptable. Es real el riesgo de que esta operación arranque mal.