El que mucho abarca...
El comportamiento de nuestro alcalde con relación al pleno (no olvidemos que convocado por su grupo y con premura) que hubo de aplazar por su tardía comparecencia, no tiene excusa.
Por si fuera poco, sin valorar el hecho de que con su actuación ha regalado inapreciables bazas a la oposición (poca consideración hacia otros grupos políticos, desinterés por la ciudad, falta de respeto a los sevillanos...), queda palpable una evidente desorganización del grupo socialista y una excesiva dependencia del primer edil.
El hecho de que un alcalde decida asumir prácticamente todas las presidencias de los consejos de administración posibles, abre dos interrogantes: ¿El alcalde no cuenta con nadie capacitado entre sus concejales y asesores? ¿No se fía de las posibles decisiones de sus colaboradores?
Además, si consideramos la importancia presumible de estos consejos de administración, ¿cómo puede el alcalde, por muy capaz que sea, decidir en un solo día sobre el cambio de dirección de la Caja San Fernando, las nuevas ordenanzas fiscales y la ampliación de capital de la empresa Emvisesa?
Como médico y como sevillano tengo que decirle a mi colega y munícipe que se cuide. El estrés es factor de riesgo para los infartos y Sevilla, como poco, merece tiempo y tranquilidad a la hora de tomar decisiones fundamentales para su futuro.
Si algo ha venido a cambiar la democracia ha sido eso, fomentar el diálogo, considerar todas las posibilidades antes de decidir, delegar para que cada uno pueda aportar lo mejor de sus capacidades. Y acaparando poder, lo menos que puede suceder es eso, que haya que suspender un pleno. Lo más, mejor ni planteárselo.
