"La gente no es consciente de la división que se está fraguando en la sociedad"
Jesús Eguiguren (Aizarna, Guipúzcoa.1953), presidente del PSE-EE e inspirador del socialismo vasquista que ha practicado durante años con resultados bien patentes, cree que la política más coherente con esta trayectoria es ahora la defensa del Estatuto en la que se está empleando a fondo su partido para neutralizar el soberanismo nacionalista. Acaba de publicar Los últimos españoles sin patria y sin libertad (Editorial Cambio), un recopilatorio de su pensamiento político.
Pregunta. Describa su libro que recoge artículos de estos últimos ocho años tan agitados.
Respuesta. El libro trata de demostrar que hay una coherencia entre ser claramente constitucionalista y no estar sometido al nacionalismo ni a los planteamientos maniqueos del Partido Popular. Los artículos que recoge, publicados desde la declaración de tregua hasta hoy demuestran que hay otra postura posible y que tan constitucionalistas éramos en el documento sobre el Quebéc, que provocó el congreso y recoge el libro, como ante el Plan Ibarretxe.
P. El ilustrativo título del libro parece gritar que el PSE-EE se ha sentido traicionado ante la defunción del Estatuto por el plan Ibarretxe.
R. Todo el mundo hizo hace 25 años importantísimas concesiones a la idea que tenía el nacionalismo de cómo hacer el País Vasco para que ahora te digan que no les vale y quieren otra cosa. Además de una deslealtad, hay bastante imprudencia en la actitud del PNV, que parece no darse cuenta de que han abierto un proceso en el que, lo más seguro es que perdamos todos, pero ellos no están a salvo del riesgo de que sus intereses no salgan bien parados.
P. Para que el proyecto no avance, aparte de cómo lo planteen los nacionalistas, es imprescindible la labor de oposición y ahí están muy divididos.
R. Para frenar un proyecto secesionista hace falta, por un lado, firmeza en las medidas del Gobierno para que la gente comprenda que el Estado no va a mirar para otro lado. Pero también es imprescindible ganarse a la opinión pública vasca. Para que sea eficaz la firmeza hay que convencer a la ciudadanía de los males que contiene el plan de Ibarretxe. Pero frente a eso el PP anhela, más bien, hacer una batalla entre dos nacionalismos y fortalecer de paso en España el sentimiento nacional.
P. En este choque entre nacionalismos es casi nulo el espacio que dejan al socialismo y a su proyecto vasquista.
R. Más que vasquista, ahora estamos haciendo una política autonomista porque para defender el Estatuto tiene que haber autonomistas. Pero la defensa de la Constitución y el Estatuto no es un terreno incómodo para nosotros: es el espacio en el que siempre hemos estado.
P. ¿En su nueva campaña de calle constantan que la gente valora el Estatuto del 79, que lo considera un valor y un activo?
R. Constatamos que nadie se cree de verdad que el Estatuto esté abandonado por el nacionalismo y todavía nos piden que, "ahora que Arzalluz se va", nos pongamos de acuerdo. La gente no es consciente de la división que se está fraguando, y de que el hecho de ponerse o no de acuerdo no es una cuestión de buena voluntad, sino de que el nacionalismo ha cambiado de proyecto y optado por una fórmula que va contra la Constitución y el espíritu con el que se redactó el Estatuto, que fue un pacto entre vascos.
P. Deben ganarse a la opinión pública vasca y hace falta una pedagogía sobre las consecuencias del plan Ibarretxe. Difíciles tareas.
R: Ibarretxe además se ha cuidado mucho de decir que se trata de una reforma del Estatuto, que encaja perfectamente en España, por lo que en ámbitos nacionalistas no ha trascendido que lo que se está discutiendo responde a una filosofía muy distinta. El Estatuto se inspiró en un pacto entre vascos, mientras que este plan se inspira en conceptos como la autodeterminación y una serie de teorías que ha mantenido HB pero que el PNV no apoyó hasta ahora.
P. ¿Cree que ya no hay marcha atrás, que roto el marco estatutario es irrecuperable?
R. No creo en que haya marcha atrás antes de que se dilucide el pulso ya echado: o se impone la nueva estrategia nacionalista o ésta fracasa. La suerte está echada y no habrá marcha atrás hasta que no se produzca el fracaso del proyecto nacionalista.
P. ¿Influirán las elecciones internas en el PNV en el desarrollo del proyecto soberanista?
R. No. La crisis del PNV no se va a resolver con la marcha de Arzalluz. Hay algo más grave detrás del cambio de personas: hay una pérdida del sentido de la realidad de lo que es el País vasco o lo que es España.
P. El mundo económico está muy callado ante el plan.
R. Está como el avestruz, con la cabeza debajo del ala. No quieren saber lo que pasa. Este mundo no es ajeno al nacionalismo ni al Gobierno vasco y creo que tiene la decisión más o menos tomada de lavarse las manos como Pilatos y esperar a ver si pasa todo y no les afecta a ellos.
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