"La cohesión ha sido útil, pero ahora el objetivo es crecer"
El profesor belga André Sapir está de gira: Italia, Portugal, Holanda, Reino Unido, Irlanda, Alemania... El presidente del grupo de ocho expertos de nacionalidades e ideologías distintas, que ha removido los cimientos de la Unión Europea con un documento que plantea poner el actual reparto del presupuesto comunitario patas arriba para adecuarlo a las nuevas necesidades de una UE ampliada, intenta explicar las bondades y el sentido de sus ideas, que entre líneas reclaman a gritos coraje para desmantelar el actual sistema de ayudas agrícolas y estructurales. También las explica en España, donde, entre reunión y reunión, pronunció una conferencia en la escuela de negocios IESE. Asesor de Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea, ha dividido al Ejecutivo de Bruselas y ha causado gran revuelo en las capitales europeas justamente cuando Europa se aproxima a otra gran guerra para pactar su próximo marco financiero, a partir de 2007.
Pregunta. ¿Qué cree que quedará de su informe cuando haya sobre la mesa una propuesta definitiva sobre las próximas perspectivas financieras de la UE?
Respuesta. En el debate interno de la Comisión sobre las próximas perspectivas financieras, nuestro documento es un punto de referencia. Ello no significa ser el punto de referencia. Veremos qué tipo de propuesta hace. Y no olvidemos que, después, tienen que decidir los Estados miembros. También a este nivel veo un debate sobre nuestras ideas. Es muy difícil, en un debate tan complejo, saber qué impacto tendrán nuestras ideas. Desde luego, su impacto no murió con el verano. Y es evidente que quienes quieren cambios lo usan para reforzar sus tesis.
P. ¿Alemania, por ejemplo?
R. No hablo de países en concreto. En cada uno, hay fuerzas a favor o en contra del cambio.
P. Parece que otro punto de referencia, y que cada vez gana más adeptos, es la aportación del comisario de Política Regional, Michel Barnier, que prioriza preservar la política de cohesión...
R. Respetamos el punto de vista de un comisario, que tiene una legitimidad política que nosotros no tenemos. Barnier expresa que todas las regiones de Europa deben obtener fondos comunitarios, obviamente más para las ricas que para las pobres, pero todas deben beneficiarse de la solidaridad de Bruselas. Su punto de vista es político. Él ve las regiones como interlocutor privilegiado para aplicar las políticas comunitarias. Nosotros decimos que esta visión crea problemas de eficacia económica. Con el límite actual del 1,27% del PIB de la UE, el presupuesto comunitario es débil. Sólo representa un 2,5% de todo el gasto público de la Unión. Nuestra idea es usarlo mejor para cumplir los objetivos actuales. Y, para nosotros, el fondo de cohesión ha sido útil, pero los tres objetivos actuales de esta década son crecimiento, crecimiento y crecimiento.
P. ¿A costa de menos cohesión?
R. La solidaridad, la cohesión, es, por supuesto muy importante, pero estos fondos deben concentrarse en los países más débiles en nivel de vida. Con el presupuesto comunitario, no es posible obtener resultados importantes ni repartir fondos para todas las regiones. No es una forma eficaz de usar los fondos.
P. Hay quien ha llegado a expresar que su planteamiento es el fin de la UE. En todo caso, parece ir contra el espíritu de Maastricht de reforzar la solidaridad y que ha tenido resultados.
R. Los fondos han ayudado a los países menos desarrollados como España, Portugal, Grecia e Irlanda cumplir los criterios de convergencia de Maastricht. No destruimos Maastricht. No decimos que no hubiera hecho falta dar esos fondos. No definimos la línea a partir de la cual un país es rico y otro es pobre. Eso sería una propuesta política. Sí decimos que debe haber una solidaridad entre países ricos y países pobres a través del presupuesto comunitario. Hablamos de un fondo de convergencia que concebimos para ayudar a los países en función de su renta nacional, no de la renta de cada región. Al final del documento, hacemos una serie de simulaciones, que no propuestas, en la que clasificamos a España, que puede ser considerada un país rico entre los pobres y pobre entre los ricos, como país pobre que pueda recibir fondos de convergencia.
P. Ustedes plantean el fraude del sistema actual. Pero ¿por qué su sistema generaría menos?
R. Muchos han entendido que criticamos la política actual a causa del fraude y proponemos un cambio. No. Decimos: la política actual ha tenido resultados positivos. Pero entramos en una nueva situación vinculada a la ampliación.
P. ¿Se puede pedir mantener ayudas y a la vez reclamar ser un país con mayor peso político?
R. Usted misma puede responderse. Tengo mi opinión, pero es personal, no como presidente del grupo de expertos. Eso es una cuestión política.
P. ¿Es una buena vía para estimular el crecimiento resucitar el gran plan de infraestructuras con financiación pública y privada?
R. En nuestro informe planteamos usar el presupuesto europeo para un cierto número de grandes proyectos comunitarios; por ejemplo, en materia de infraestructuras. Nuestro punto de vista es de medio y largo plazo. No pensamos en cómo gestionar la coyuntura del momento, que es débil, aunque esperamos que 2004 sea mejor que 2003. La iniciativa de crecimiento de la Comisión y las ideas en el mismo sentido de Italia, Francia y Alemania, que tienen objetivos de corto plazo, van en el mismo sentido que las ideas que nosotros proponemos por razones estructurales.
P. Su documento plantea flexibilidad para el Pacto de Estabilidad. ¿Cuáles son los límites de esa flexibilidad?
R. En nuestro informe estamos a favor del Pacto de Estabilidad. Nunca decimos que haya de abandonarse. Hacemos una serie de propuestas y todas, salvo una, pueden aplicarse sin modificar el texto del pacto. No pedimos más flexibilidad para el pacto, sino que sugerimos una aplicación más rigurosa y más flexible.
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