China, la fábrica del mundo
El gigante aprovecha la competitividad que le dan sus bajos salarios, la paridad del yuan y el crecimiento de su economía para convertirse en el primer receptor de inversión extranjera
¿Amenza u oportunidad? China, con un crecimiento medio al año del 9,5% desde 1980 y un fuerte ritmo de su comercio exterior, se ha convertido en el foco de atención para Occidente. El gigante, con sus bajos costes de producción, amenaza la existencia de miles de empresas occidentales, que miran cada vez con más recelo el incremento de las importaciones asiáticas.
Al tiempo, China se ha convertido en una enorme oportunidad de mercado. El nacimiento de una clase media consumidora y una imperiosa necesidad de infraestructuras la convierten en tierra abonada para la inversión exterior. No en vano se ha convertido en el primer país receptor, con 53.000 millones de dólares. Los acuerdos recientemente firmados con Europa abren además nuevas oportunidades como reconoce el embajador de la UE en Pekín, Karl Ebermann.
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