El destino y su diversidad
Arranca la novela con un silencio. Alguien nace y no grita. Un pequeño cuerpo azul no respira. Luego sí, luego llega el berrido. Antes de la narración dos citas. Turguénev, Heráclito. Este último refiere que el carácter de un hombre es su destino. Por su lado, Turguénev nos señala la implacable mano del mismo. La niña que dan por muerta se llama Nazneen. Es 1967 en el distrito de Mymensingh, en el Pakistán Oriental. Unos años después nacerá su hermana Hasina. Cada una de ellas representa una intención de destino.
Las dos son protagonistas de Siete mares, trece ríos, la primera novela de Monica Ali, 1967, Dhaka, capital de Bangladesh. Ali vive en el Reino Unido desde 1971 y ha sido incluida en la lista que la revista Granta ha confeccionado en 2003 y que destaca a jóvenes narradores británicos. Siete mares, trece ríos es el título en castellano. Hay un cuento con príncipe que mide la lejanía con esta suerte de aguas y corrientes. Siete y trece. Esta referencia les sirve a las dos hermanas para señalar la distancia que las separa, pues Nazneen vive en Londres (ha hecho un matrimonio de conveniencia con Chanu, un hombre mucho mayor) y Hasina sigue en su país, se ha rebelado, y ha huido con su amor.
SIETE MARES, TRECE RÍOS
Monica Ali. Traducción de
M. Eugenia Ciocchini
Emecé. Barcelona, 2003
448 páginas. 18,50 euros
Monica Ali ha escrito una novela larga, compleja y con un humor reseñable. Les hablo de Chanu, el marido de Nazneen, un personaje obsesivo y anodino que, según avanza la escritura, crece hasta convertirse en imprescindible, pues en él germina, fértil y estremecedora, la dualidad dolorosa de integración y desarraigo. El gran acierto de Ali es la solvencia de los quiebros personales de sus principales protagonistas, inicialmente simples e ignorantes. El grueso de la narración ocupa desde el año 1980 hasta 2001, después del atentado de las Torres Gemelas. Resulta de interés el recorrido de reglas, sueños y costumbres de la comunidad bengalí. Ahora un pero y un además. Quizá la novela resulte un poco larga. El además tiene que ver con las dos hermanas, pues Siete mares, trece ríos es también la historia de dos mujeres que sueñan con reencontrarse. Aunque en realidad no buscan un lugar sino una época. Hasina dice: "Nos veremos dentro de poco y seremos como niñas pequeñas otra vez". Mientras Nazneen desea acudir a algún momento de su infancia. Por ejemplo cuando su hermana tenía seis años y le llegaba el olor de su madre que era dulce como la nata. Cosas imposibles, ya saben.
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