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La acusación del 'caso Holgado' admite que aún no hay "pruebas contundentes"

José Miguel Ayllón, el abogado que ejerce la acusación particular en el juicio del llamado caso Holgado, dijo ayer no tener todavía "pruebas contundentes" contra los cuatro acusados de la muerte de Juan Holgado, quien tenía 26 años cuando fue asesinado de más de 30 puñaladas el 22 de noviembre de 1995 en la gasolinera de Jerez donde trabajaba. El letrado aclaró, no obstante, que a medida que avance el proceso judicial habrá evidencias más claras sobre la participación de los cuatro imputados en el crimen.

"Habrá pruebas contundentes, ustedes las verán, pero las que tenemos hasta ahora son suficientes para ir acotando la situación", señaló. Ayllón sí insistió en que los acusados han incurrido en un gran número de contradicciones con respecto a las primeras declaraciones que hicieron en su día tras ser detenidos.

La sesión del juicio celebrada ayer en la Sección 2ª de la Audiencia de Cádiz sacó a relucir nuevamente el gran número de errores que se cometieron en la investigación e instrucción del caso. Los propios agentes de la Policía Judicial que se hicieron cargo del crimen reconocieron ayer que la gasolinera donde tuvo lugar el asesinato no fue acordonada en ningún momento y que un importante número de personas, entre facultativos, policías y cámaras de televisión, pasaron por el lugar durante las horas posteriores al suceso.

Ayer también se conoció que fue el propio juez instructor, Manuel Buitrago, quien encontró en las instalaciones de la estación de servicio la medalla con el signo zodiacal de Virgo que, según la investigación, podría haber pertenecido a Domingo Gómez Franco, uno de los acusados.

Los agentes de policía reconocieron, por otro lado, que no se indagó lo suficiente en relación a una llave y el botón de una cazadora que también aparecieron aquella mañana en el escenario del crimen.

Los padres de la víctima, Antonia Castro y Francisco Holgado, conocido como Padre Coraje, también prestaron declaración ayer en calidad de testigos. Francisco Holgado explicó que tomó la determinación de introducirse en los bajos fondos de Jerez en busca de pruebas sobre el asesinato de su hijo debido a que la investigación oficial "era un auténtico desastre".

Entre los testigos que comparecieron por la tarde, el testimonio más esperado era el del cantaor flamenco Nano de Jerez, quien insistió en la versión que siempre ha mantenido: que cuando aquella noche fue a repostar gasolina a la estación de servicio donde asesinaron a Juan Holgado no vio a ningún sospechoso y tan sólo se percató de que los muebles estaban revueltos y había cristales rotos. Nano relató que, asustado, huyó del lugar y en una estación de servicio cercana contó lo que había visto para que se diese aviso a la policía.

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