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El máximo comité deportivo sanciona a Gurpegui con dos años por dopaje

El jugador recibe el castigo más duro aplicado a un futbolista, y el Athletic recurrirá a la justicia ordinaria

Carlos Gurpegui recurrirá en breve ante los tribunales ordinarios de justicia la sanción de dos años impuesta por el Comité Español de Disciplina Deportiva (CEDD), por dopaje, comunicada ayer y que ratifica las anteriores sanciones del Comité de Competición y el de Apelación. El Athletic, que se pronunciará oficialmente hoy, anunció ayer en su web que está en desacuerdo con la sanción, por cuanto "se ha quebrantado el derecho de defensa". Gurpegui pasó un nuevo control en el Bernabéu, el sábado, del que el Athletic se llevó una muestra para efectuar un análisis particular.

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Indefensión, desproporción y falta de consideración son los tres ejes de la primera respuesta a la decisión del CEDD que impone a Gurpegui, de 23 años, la sanción más alta aplicada jamás a un futbolista en todo el mundo. El 1 de septiembre de 2002, la orina de Gurpegui dio un nivel 19 de norandroxterona, cuando el límite es 2. La noticia de la sanción no pilló ayer de sorpresa a la entidad ni al jugador, que incluso habían previsto una rueda de prensa el viernes por si el comité entonces hacía pública su determinación.

Desde que Apelación, el 20 de febrero de 2003, confirmó la sanción de dos años de inhabilitación al jugador, el Athletic ya barajaba como única alternativa el recurso a la justicia ordinaria para sustentar su tesis de que el futbolista produce de forma endógena la norandrosterona, como lo probarían los análisis que de motu propio le realizó en partidos posteriores, a través del laboratorio de la Universidad de Extremadura. En dichos análisis se probaría que el jugador produce de forma natural el metabolito de la nandrolona, algo que no habría ocurrido hasta ahora en ningún caso, pero que Sabino Padilla, médico del Athletic, ha defendido sin desmayo. En una conferencia de prensa anterior, Padilla remitió a los periodistas al caso de Galileo Galilei para que no se sorprendieran por las evidencias oficiales.

El caso de Carlos Gurpegui se ha movido en arenas movedizas desde el principio. El asunto nació viciado por la tardanza del laboratorio oficial en dar a conocer los resultados del análisis efectuado en el partido inaugural de la temporada 2002/2003, en Anoeta, frente a la Real Sociedad. El 19 de diciembre de 2002, dos meses después del análisis, el Athletic recibió la comunicación del positivo, tardanza atribuida por el laboratorio a una "excesiva carga de trabajo" a raíz de la Vuelta a España. Ahí se vició un proceso que se fue enredando progresivamente. La suspensión cautelar de la sentencia, -que habían impuesto Competición y Apelación- por parte del CEDD, indicaba un grado de duda en los órganos judiciales futbolísticos. No en vano, antes se había producido la dimisión del Comité de Competición -denunciando injerencias del presidente de la Federación y en plena vorágine de conflictos en el equipo dirigente de Ángel María Villar- y la dimisión del presidente del Athletic Javier Uria como vocal de la Junta directiva de la Federación. 54 días después de su inicial sanción, Gurpegui reapareció con el Athletic. La historia volvía al principio. Competición castigó de nuevo al futbolista, pero fue Apelación, en este caso, quien decidió suspender cautelarmente la sanción dos semanas después, unos días más tarde de que el sindicato de futbolistas se posicionara a favor del jugador y de que el Athletic siguiera manteniendo su argumento de que Gurpegui produce el metabolito 19-norandrosterona de forma endógena.

A partir de ese momento se produjo el agujero negro en las relaciones entre el Athletic y el CSD. Ambas instituciones parecían decididas a oficializar las pruebas al futbolistas, trascendiendo a los análisis privados que había realizado el Athletic. Se trataba de llegar a un acuerdo en cuanto a la elección de un laboratorio oficial y al establecimiento de las pruebas oportunas para demostrar o no dicha producción endógena. Recelos, desencuentros y falta de acuerdo, nunca bien explicados por ninguna de las partes, (se llegó a pensar en grabar las reuniones para evitar interpretaciones) frustraron cualquier posibilidad de zanjar científicamente el asunto. Y el caso volvió a comenzar hasta que ayer el CEDD ratificó la sanción de dos años dejando sin efecto 14 meses de disputas jurídicas y científicas.

Nuevo análisis

No serán los últimos. El Athletic llevará el caso a la justicia ordinaria esperando validar sus pruebas médicas, por una parte, y buscando una suspensión automática de la sanción deportiva -como ocurrió en el caso del cierre del Camp Nou tras los incidentes del Barça- Madrid-, por otra.

Sin embargo, un tercer elemento se ha interpuesto en el camino. El sábado, tras el partido en el Bernabéu, Gurpegui curiosamente pasó su primer control antidopaje desde que se conociera su sanción. Eso significa que si el resultado es negativo, las tesis del Athletic recibirán un golpe, cuando menos mediático, y si da positivo, las tesis se sostendrán pero el futbolista se verá abocado a una sanción a perpetuidad en la justicia deportiva, por un segundo positivo. Toda una encrucijada que en cualquier caso anuncia un proceso judicial larguísimo que podría permitir a Gurpegui seguir alineándose con el Athletic durante muchos partidos.

Gurpegui, ante Beckham, durante el Real Madrid-Athletic del pasado sábado.
Gurpegui, ante Beckham, durante el Real Madrid-Athletic del pasado sábado.RICARDO GUTIÉRREZ

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