Laborales no lectivos
Una vez más, este viernes de Halloween (31 de octubre) las familias con hijos menores en edad escolar vuelven a tropezar con una festividad sorpresiva que sólo afecta a los trabajadores de la enseñanza. El curso escolar está trufado de días laborables para la población activa, pero no lectivos. Alguno de ellos responde al patrón de la enseñanza. ¿Se imaginan no poder ser atendido por el fontanero porque es el día del patrón de su gremio?
Se podría admitir que el profesorado precisa de varios días no lectivos con los que reponer fuerzas debido a la intensidad de su trabajo. El problema es que maestros y profesores cierran en estos días sus centros educativos con un portazo. Poco parecen importarles los trastornos que causan a las numerosas familias que han de resolver el problema de dónde dejar a sus hijos pequeños. Muchas veces se aduce que las escuelas no son guarderías. Sin embargo, pese a que algunos no les guste, la custodia de la infancia es una función esencial de la escuela en una sociedad como la nuestra.
¿Cómo es posible que los sindicatos del sector no se planteen que no pueden existir esas festividades semiclandestinas sin resolver al mismo tiempo la cuestión del acomodo de los niños?
Se me dirá que en los meses de verano o en las vacaciones de Navidad o Semana Santa se da también esta circunstancia. Por fortuna, en los meses de estío cada vez hay más colegios -y también centros de trabajo- que ofrecen campamentos de verano. En Semana Santa y las navidades es cada vez más frecuente que las familias con escolares se vean forzadas a utilizar días vacacionales. ¿Con cuántos moscosos o días de libre disposición ha de contar una familia para poder afrontar este absurdo calendario escolar?
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