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Abucheos para Zaplana durante un congreso sobre Miguel Hernández

Entre gritos de No a la guerra y entre invocaciones a una mayor libertad de expresión, el ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, clausuró ayer el II Congreso Internacional sobre Miguel Hernández, cuya muerte, dijo, "debe servir para que nunca más un español perezca en la defensa de sus ideas".

El ministro de Trabajo acudió a la Facultad de Filología de la Universidad Complutense para cerrar el congreso que sobre el poeta alicantino se ha celebrado a lo largo de esta semana en Madrid. Desde el primer momento no cesaron los gritos y las protestas de un grupo de alumnos contrarios a la política y a la implicación del Gobierno en la guerra de Irak.

Nada más entrar en el salón de actos de la facultad, en donde le esperaban el escritor José Saramago y María Asunción Mateo (la viuda del poeta Rafael Alberti), el ministro de Trabajo escuchó insultos y reprimendas que poco a poco fueron subiendo de tono hasta obligar al presidente de la Asociación de Amigos de Miguel Hernández, Francisco Esteve, a pedir a una alumna que subiera al atril y expusiera sus protestas sosegadamente.

La chica apenas pudo articular palabra. Tras un cruce de acusaciones entre los partidarios y no partidarios de boicotear la intervención de Zaplana, que se tradujo en el abandono masivo de los primeros, el ministro comenzó su alocución mencionando los incidentes, que consideró "lógicos", porque, añadió, "también he sido universitario y he luchado por las libertades, aunque en otro contexto".

El nuevo rector de la Universidad Complutense, Carlos Berzosa, lamentó los incidentes, si bien recalcó que lo ocurrido en la Facultad de Filología es "fiel reflejo de las tensiones sociales" y pidió al ministro que fomente más libertad de expresión para evitar situaciones similares.

Niños vascos 'inmigrantes'

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Durante su intervención, Zaplana también recordó la circular que la Consejería de Educación del Gobierno vasco difundió recientemente y en la que tilda de "inmigrantes" a los niños nacidos fuera de Euskadi, una muestra más, según subrayó, de "ese odio patricida" que acabó con la vida del poeta de Orihuela (Alicante).

El ex presidente de la Generalitat valenciana destacó "el sentido de la amistad" y "la capacidad de convertir en poesía la naturaleza y lo cotidiano" como los dos rasgos esenciales de la lírica del autor de El viento del pueblo.

"Hernández fue víctima de una guerra 'incivil', como dijo Unamuno; fue víctima del odio, y por ello, debemos preservar su legado y su memoria", añadió Eduardo Zaplana, para quien las circunstancias en las que se produjo el fallecimiento del poeta alicantino, encerrado en la cárcel y enfermo de tuberculosis, refleja la ruptura de la convivencia.

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