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VISTO / OÍDO
Columna
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Acoso

El Instituto de Estudios Laborales dice que en España medio millón de personas sufren de acoso en el trabajo: mobbing, en el nuevo español. Me parecen pocos. Tiendo a creer que son todos, y que muchos son al mismo tiempo torturados y torturadores. Como pasa en las aulas, en los conventos, en el Ejército. En las familias. Este acoso, o esta situación de angustia, va desde el Estado, cuya forma de interpretar la dúctil -y maleable- Constitución ha ido transformando el derecho al trabajo en un siniestro juego de despidos prácticamente libres -véase Antena 3- hasta las restricciones de salarios, y la movilidad del trabajador, hasta el compañero guasón y malaje. La clasificación de las víctimas es la de siempre: más jóvenes que mayores, más mujeres que hombres: relaciones de fuerzas y de puestos de poder.

Yo no he visto otra desde niño; desde que estuve en el colegio hasta que fui director de empresa. Y en otros países. Ha habido tiempos mejores: cuando los sindicatos eran fuertes y los partidos de la izquierda eran luchadores. El capitalismo no se caracteriza por un interés especial por el sector trabajo: fueron enemigos mucho tiempo, y cuando los trabajadores se sentían acosados hacían huelgas y hasta revoluciones. Perdieron. Se buscaba "la paz social", en forma de acuerdos, y los tribunales mixtos de la República. Hoy, Aznar hace unos presupuestos nacionales con superávit: el ahorro, el recorte, procede de los gastos sociales, y baja los impuestos de los más ricos. Es el neocapitalismo, está definido; y no soy economista -¡ni lo seré!-, pero son cosas que se saben. Por otra parte, ha surgido entre las herencias del franquismo militarista y de la falange de las jerarquías, a las que se alientan y que han entrado en la psicología nacional, un refuerzo del poder, que va desde el capataz al simplemente veterano, del español (aunque sea muy autonómico) sobre el inmigrante: que, no queda duda, también abusa en el trabajo del recién llegado, del ilegalizado, del menos fuerte.

(Mobbing: una de esas palabras inglesas que significan algo y su contrario. Una multitud desordenada, un populacho, un sindicato del crimen (mob). Viene del latin, mobile: el vulgo. Ahora, acoso en el trabajo). (Instituto de Estudios Laborales, universidad de élite en dirección de empresas, internacional. Depende de la ESADE; es una creación y orientación de los jesuitas, que la fundaron en 1958 y la expandieron en España tras la muerte de Franco. Mal vista por el Opus, dominante. Informes, http://www.esade.es/home.php).

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