España pierde posiciones entre las economías más competitivas

Malta y Luxemburgo han desplazado a la economía española dos puestos, del 21 al 23, en la clasificación 2003 de países más competitivos que cada año hace el Foro Económico Mundial. Entre las desventajas competitivas de España destacan la inflación, la escasa flexibilidad laboral, la falta de independecia judicial y el favoritismo en las decisiones del Gobierno. El país también suspende en igualdad salarial de la mujer y en legislación sobre baja maternal. Curiosamente, la competitividad de la economía está en el puesto 23, pero la empresarial está aún más abajo, en el 25.

España descendió dos posiciones en el último informe de competitividad mundial en manos de dos recién llegados como Luxemburgo y Malta (miembro de la UE a partir del 1 de mayo de 2004). Aunque este desliz no es grave, sí lo es más el hecho de que permanece bastante detrás de muchos de sus competidores europeos. La clasificación donde la economía española ocupa el puesto 23 se basa en una extensa encuesta llevada por el Foro Económico Mundial (Foro de Davos) en más de cien países.

En esta última clasificación de 2003-2004 (la primera se hizo en 1979), Finlandia se afianzó como la economía más competitiva, seguida de EE UU que, aunque tiene una posición de liderazgo en el área de tecnología, esto se ve opacado por la escasa calidad de sus instituciones públicas y del ambiente macroeconómico, y por la debilidad de las finanzas públicas, punto donde el país se ubica en el puesto 50 entre los 102 países encuestados.

"Mientras España se encuentra en mejor posición que Portugal (25), Francia y Bélgica, está muy por debajo de sus vecinos de la UE. España obtiene una buena posición en temas de corrupción y en la lucha contra el fraude fiscal, pero su medición no es buena en aspectos como la eficiencia del gasto público y la lucha contra el crimen organizado", dice Augusto López-Claros, economista jefe del Foro.

En el informe sobre España, entre las desventajas más notables para la competitividad de la economía aparecen la inflación y la falta de independencia judicial. En el caso de la competitividad de las empresas españolas, los mayores obstáculos son la falta de flexibilidad laboral, seguida de una deficiente legislación sobre bajas por maternidad y falta de igualdad en la remuneración de las mujeres.

"Me resulta curioso que en la encuesta la falta de flexibilidad laboral sea el factor más problemático. Creo que las leyes que endurecían el mercado laboral ya se han modificado y que después de los acuerdos entre el Gobierno y los sindicatos del 94 y el 97 todo es mucho más flexible", explica Eduardo Ballarín, profesor del IESE y colaborador del informe del Foro de Davos.

"No obstante, más llamativo es aún que mientras la competitividad de la economía española ocupa el puesto 23, la de las empresas ocupa el 25, es decir, que las compañías, individualmente, son menos competitivas que la economía en general", concluye Ballarín. Añadido a esto, el informe destaca que el Reino Unido y Canadá descendieron a los puestos 15 y 16, respectivamente, en especial debido a una menor calidad de sus instituciones públicas, y que Alemania (13) y Francia (26) muestran una leve mejoría gracias a mejoras en las instituciones públicas y tecnología, y a pesar de dificultades económicas, en especial en el aspecto presupuestario.

Augusto López-Claros charlará con los lectores de elpais.es desde Washington mañana a las 16.30. www.elpais.es