Las claves de Nikolaidis
El entorno y los jugadores del Atlético ven en el griego la causa de su mejoría
"A lo largo de cinco años, jugué muchísimas veces contra él en la Liga griega". La voz suave de Milinko Pantic otorga tácitamente, pero sin confirmarlo con la boca ancha, su padrinazgo del fichaje de Themistoklis, Demis, Nikolaidis por el Atlético. Pero es cierto: unos informes del ex futbolista serbio, uno de los grandes protagonistas del doblete rojiblanco en 1996, sirvieron a la dirección deportiva, encabezada por Toni Muñoz, para tomar la decisión de contratar al delantero, de 30 años.
Una operación, cercana al millón y medio de euros, incomprendida y oscurecida por el gris comienzo de temporada por parte de Nikolaidis, que se pasó más tiempo en la grada que en el banquillo durante las seis primeras jornadas de la Liga. "Tenía que adaptarse al vestuario, al idioma y a las costumbres", se justifica Gregorio Manzano, el técnico del conjunto madrileño. El preparador también alude "a los problemas físicos y los compromisos que ha tenido con su selección, que estaba en el mismo grupo que España" en la fase clasificatoria para el Campeonato de Europa de Portugal 2004.
Ahora, en dos encuentros, Nikolaidis ha marcado de cabeza un gol espectacular -el pasado domingo, contra el Murcia- y empieza a convencer al entorno rojiblanco de sus bondades y de la pertinencia, para potenciar el juego de Fernando Torres, de que esté en el césped.
Incluso, para el propio Torres: "Ahora tengo más desahogo en la presión y más opciones de marcar". Desde el debú de Nikolaidis, hace dos jornadas, ante el Mallorca, El Niño ha resucitado. Se le ha visto más suelto, menos perdido en batallas imposibles y ha marcado tres goles. "Es fácil entenderse con Demis", resume el joven capitán.
"Es muy potente en el salto, tiene un gran disparo y sabe proteger el balón muy bien para sus compañeros", reconoce Manzano, concediendo que su presencia en el campo ha realzado el juego de Torres.
Una apreciación a la que también se suma el central argentino Matías Lequi: "Lucha, trabaja y su manera de estar en el campo le ha venido muy bien a Torres". "Es más fácil meter goles con dos delanteros que con uno", corrobora Sergi, que añade: "A Torres le ha venido bien". También Jorge ha resaltado las virtudes del griego: "Es un jugador muy bueno para el juego colectivo del equipo".
Nikolaidis es pequeño, 1,74 metros, y menudo. Tiene las piernas finas y cortas, surcadas por cicatrices desde las rodillas hasta los tobillos. Nada en su aspecto físico invita a imaginar que sea capaz de saltar casi dos tercios de su estatura y, además, quedarse suspendido en el aire durante un segundo más que los centrales rivales. "Es increíble cómo se despega del suelo", exclama con admiración Lequi, también un experto en el juego aéreo.
Según los especialistas, su secreto es que es de fibra rápida, con gran explosividad y una enorme potencia en las piernas. Todas esas características se traducen en una presión constante, en una permanente vigilia guerrillera y en un remate fugaz, veloz y muy duro.
Unas características que han contribuido a que Manzano modificase su dubitativo dibujo táctico. De jugar con un punta y con el brasileño Rodrigo entre líneas ha pasado a retrasar la posición de Torres y a optar por la brega de Nikolaidis y su capacidad para abrir espacios.
Nikolaidis, casado con una estrella griega del pop, Despina Vandi, tiene un carácter singular. Es un hombre callado y esquivo en cuanto atisba una cámara. Sin embargo, en el vestuario rojiblanco alaban su actitud y aseguran que cada día se defiende mejor en castellano. Aún conserva el escudo de su antiguo club, el AEK de Atenas, tatuado en un brazo, pero poco a poco se va integrando: "Ya habla con todos".
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