"El lesbianismo no se perdona"

Cada vez que Charo Santos, de 32 años, besa a su pareja por la calle se arriesga a que alguna voz intransigente la insulte. Su orientación sexual parece molestar a quienes sólo conciben las relaciones entre seres de distinto sexo, así que la nueva presidenta regional de Colegas, una federación nacida en 1992 en Córdoba para defender los derechos de lesbianas y gays y que cuenta ahora con 1.500 socios, conoce de primera mano el coste de la visibilidad de los homosexuales. Santos, natural de Mengíbar (Jaén), es licenciada en Ciencias Políticas y Sociología. Colegas calcula hay más de 730.000 homosexuales en Andalucía.

Pregunta. ¿Cuáles son sus objetivos?

Respuesta. Consolidar lo hecho, pero el principal reto es extendernos a los pueblos.

P. ¿Es más difícil militar en ellos?

R. El control social es mayor para bien y para mal. La vida se vive de otra manera, casi todo el mundo prefiere venir a la ciudad. Hay que reeducar para que la militancia se haga cotidiana.

P. ¿Le preocupan los incidentes homófobos?

R. La homosexualidad se ha vivido en el ámbito privado y es, al trasladarla al público, donde se puede ver la intolerancia. La gente se tiene que acostumbrar a ver y respetar, pero también es responsabilidad nuestra trasladar a la calle nuestra convivencia con la pareja.

P. ¿Hay más o menos intolerancia en Andalucía que en otros sitios?

R. Nuestra manera de ser es más abierta y en la calle, eso hace que la homosexualidad también se viva más en la calle, aunque el nivel de intolerancia sigue siendo alto. Los jóvenes lo expresan y los mayores lo piensan. Pero la intolerancia o la violencia también se manifiesta cuando no te quieren servir un café como le ha ocurrido a una transexual ayer.

P. ¿Y usted ha sufrido agresiones?

R. Sí, violencia verbal, en distintos sitios de Andalucía. Mi pareja y yo no nos cortamos y lo normal es que haya hombres que te digan que necesitas un hombre, sobre todo son jóvenes. En Granada ha habido agresiones con barras de hierro.

P. ¿Por qué les cuesta más a las lesbianas hacerse visibles?

R. Por un condicionante cultural sufrimos una doble discriminación como mujeres y lesbianas. Cuesta romper el heteropatriarcado.

P. ¿Cree que en el hostigamiento a Dolores Vázquez, acusada por la muerte de Rocío Wanninkhof, influyó su condición de lesbiana?

R. Sí. Rotundamente. Y ahora está pasando con otra figura. El lesbianismo no se perdona. Por parte de algunas instituciones.

P. Tres parejas homosexuales han ido al registro civil para casarse.

R. Me parece una mala estrategia. Visualmente ha sido llamativo pero es una estrategia electoral y eso no es lo acertado. El matrimonio se tiene que conseguir de otro manera.