El TSJ decidirá si anula o no la pena al policía que mató al futbolista Sebas
Tres magistrados de la sala de Lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) decidirán sobre la nulidad de sentencia dictada en mayo pasado contra el policía nacional Pablo Santos por matar a tiros a Sebastián Gómez en la madrugada del 26 de agosto de 2001 en la playa del Gurugú, en Castellón. Tanto el letrado que defiende los intereses de los padres del que fuera jugador del primer equipo del Villa-rreal, conocido como Sebas, como el abogado del acusado solicitaron, por distintos motivos, la nulidad en el primer caso y la modificación en el segundo del fallo que condenó a Pablo Santos a cuatro años de cárcel por un delito de homicidio con eximente incompleta de legítima defensa. El fiscal, en cambio, considera que la sentencia es correcta en todos sus extremos y no procede admitir ninguno de los recursos de apelación.
Jaime Sáez de Bremond, en representación de los padres de Sebas, pidió ayer la nulidad del procedimiento. Los ocho motivos expuestos en los que apoya su apelación se basan en: vulneraciones de derechos fundamentales en relación con artículos de la Ley Orgánica del Tribunal del Jurado (LOTJ), en las contradicciones entre lo que el jurado consideró probado y en lo que a su vez entendió el magistrado. Sáez de Bremond entiende que los forenses fueron unánimes en apreciar que Sebas recibió al menos tres disparos (dos en el tórax a cañón tocante y otro a unos 70 centímetros del cuerpo), sin entrar a valorar que Sebas tenía otro orificio de entrada en el antebrazo sobre el que no quedó probado si fue el inicio de la trayectoria de alguno de los anteriores impactos referidos. Sáez de Bremond calificó inicialmente los hechos de asesinato, luego elevó a conclusiones un delito de homicidio. Considera que no se puede aplicar la atenuante de arrepentimiento porque tardó más de dos horas en avisar y nunca facilitó la ropa que llevaba en el momento de los hechos, ni la eximente incompleta de legítima defensa dada la desproporción entre las lesiones que Sebas le provocó y los tres tiros que el acusado, en libertad provisional desde antes de que se celebrara el juicio, le disparó.
Legítima defensa
La defensa pidió que no se estimara el recurso de apelación de la acusación particular. Sin embargo, sí solicitó que se aplique la eximente completa de legítima defensa "porque el acusado temió por su vida en el momento de los hechos" y "porque en una situación así, de tener un arma, seguro que cualquiera la hubiera usado".
Sebas Gómez se encontraba sobre las 4.00 en la arena de la playa del Gurugú de Castellón, frente a la discoteca Natural, con una mujer en actitud cariñosa. De pronto levantó la vista y vio justo a su lado a un hombre con los genitales visibles. Se lanzó contra él, le pegó un puñetazo, lo agarró con fuerza por el cuello y quedó gravemente herido junto a la orilla tras recibir al menos tres impactos de bala. El policía nacional tiró el arma al mar, cruzó por el bar, se fue a casa, se cambió de ropa, se la dio a su mujer para que la lavara y más de dos horas después llamó a la comisaría.
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