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ELECCIONES EN CATALUÑA
Columna
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Fe pragmática

Creer o no creer: esto es lo que plantea su eslogan Jo crec en Catalunya y sus variantes, como Jo crec en tu. Es interesante que este dilema, casi religioso, lo plantee un hombre que, como Josep Piqué, candidato del PP a la presidencia de la Generalitat, ha dado ejemplo de pragmatismo en su carrera política. Aunque no son lo mismo, pragmatismo y racionalidad no están reñidos, desde luego.

Pasar del PSUC al PP, dando un rodeo por la independencia próxima a Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), expresa una trayectoria en la que el esencialismo místico de principios inamovibles -que hoy fustiga con eficacia- parece estar ausente.

Estamos, pues, ante un hombre, un político adaptable, y esa flexibilidad -para tener en cuenta las circunstancias en cada momento- sería su principal valor testimonial. Toda una pista, pues, para entender que su Cataluña debería ser algo abierto a lo que sucede a su alrededor.

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La verdad es que no hablaríamos de esto tan elemental -y tan catalán- como propuesta electoral si previamente no hubiéramos conocido directamente la doctrina -quizá también tan catalana- contraria: el cierre, la introspección.

Pero que esa propuesta de una Cataluña abierta y flexible sea una cuestión de fe por la cual se cree en Cataluña es algo mucho menos pragmático y casi tan esencialista como lo contrario.

Es como si Piqué, en esta campaña, dispusiera -en exclusiva, por supuesto- de un catalejo mágico con el que descubrirnos los deseos más reprimidos de los catalanes. Ésa, al menos, parece ser la intención. Una intención, de momento, jugada con una prudencia que llama la atención, otra vez, sobre el pragmatismo del candidato: sabe de sobras que ahora no será presidente de la Generalitat.

Pero él es hombre del largo plazo y en esta campaña juega a darnos pistas sobre la bestia que llevamos dentro. Se trata de una reflexión medida y moderada, que debe trabajar por sí misma, sin prisas, en perspectiva.

Por tanto, Piqué está haciendo campaña para dentro de cuatro años. Es lo que hacen los chicos listos y pragmáticos como él. Chicos que han acumulado experiencia de rebeldes y de empresarios a la vez, de izquierdas y de derechas a un tiempo, y que han vivido los efectos de los esencialismos opuestos, los de uno y otro lado. Chicos que, si de algo presumen -porque, si no, no se presentarían a las elecciones- es de saber quién manda hoy y quién mandará mañana. Fe pragmática, como dijo ayer el candidato Piqué.

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