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El festival musical Periferias llena Huesca de versiones

Diego A. Manrique

Durante 10 días, Huesca acoge un festival sin equivalente en España: un evento multidisciplinar, que no se asusta de las vanguardias y que se rige por elásticos conceptos. El de este año es la versión. Este pasado primer fin de semana de Periferias (que se cierra el próximo) se abrió con Bleep! 4, un muestrario de la música electrónica hecha en el Alto Aragón. Una revelación: Jenzo, una aventura que encaja folclor maño en fondos digitales.

Periferias no teme presentar estrenos, como el de la francesa Emmanuelle Bercier, todavía sin disco: acompañada por acordeón y guitarras, teatraliza la chanson y lleva a la Rive Gauche hasta temas de The Doors. Le sigue, en el escenario del Centro Cultural del Matadero, La Costa Brava, el prodigioso proyecto de Sergio Algora (ex El Niño Gusano) y Fran Fernández (Australian Blonde).

Algunos han querido ver en La Costa Brava un eco de la borrosa orfebrería psicodélica de Flaming Lips o Mercury Rev pero en Huesca son otra cosa; instados por Luis Lles, director del festival, hacen un repaso por temas de Mamá, Módulos, Olé Olé y otros grupos (¡incluyendo alguno que todavía no ha grabado!), recordando que sí, que hay una robusta tradición de pop español, por debajo de las manipulaciones de Operación Triunfo y por encima del mimetismo indie.

En una carpa instalada en la plaza de toros, Periferias desarrolla La noche de los imitadores vivientes. Se abre con Chocodelia Internacional, derivación funk de la Fundación Tony Manero. Uno podría creer que se trata de un chiste para enterados pero tienen potentes temas propios y venenosas adaptaciones de Funkadelic, Temptations o Gil Scott Heron (inolvidable su feroz La revolución no sera televisada). Los parlamentos de Miguelito Superstar, en su papel de predicador, dan el marco político a la descarga.

Björn Again es el proyecto australiano que popularizó el fenómeno de las tribute bands: si tal grupo -en su caso, Abba- ha dejado de existir, revivamos su repertorio y su espectáculo. Björn Again fascina al personal con sus trajes, sus coreografías, su precisión interpretativa. El sexteto se permite escapadas como el añadido de un tema de Bon Jovi o ráfagas de rap. Dado que Abba era un grupo industrial, suecos que creaban canciones según fórmulas derivadas del estudio de los discos triunfadores, no hay nada aberrante en esta imitación respetuosa. Igual ocurre con la última propuesta de la noche: Fatboy Tim desmitifica el culto a los djs al reproducir las sesiones big beat de Fatboy Slim, el triunfador alias de Norman Cook. Periferias sabe entretener al respetable pero siempre deja preguntas en el aire.

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