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ELECCIONES EN MADRID
Columna
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Y Zapatero, aguantando

Toda España observó con alivio cómo José Luis Rodríguez Zapatero rehuía de entrada la competición a la que le retaban para chapotear en el fango con el presidente Aznar. El líder socialista nada más llegar se propuso acreditar un nuevo estilo, que dignificaba la vida política tan perjudicada por los populares del muy rentable "vale todo". Por eso resistía las incitaciones del "dale más caña" y prefería darles ejemplo. Pero Zapatero debería haberse aplicado aquello de nuestra gente cuando las guerras de Flandes: "Todo lo sufren en cualquier asalto, sólo no sufren que les hablen alto". Es decir, que nunca debió aceptar la falta de respeto que empezaron a obsequiarle. Porque, como le decía un periodista en los pasillos del Congreso de los Diputados, cada una de las faltas al respeto que él tolera allí sirve para propiciar que a cada uno de sus militantes y votantes le falten al respeto en su casa, en su trabajo, en su club de golf o en su bar más frecuentado.

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Así las cosas, alguien preguntaba ayer en el programa Hoy por hoy de la Cadena SER de qué se reía José Luis Rodríguez Zapatero al comparecer junto a Rafael Simancas, cabeza de lista de las elecciones a la Comunidad de Madrid, para dar cuenta del resultado de las urnas. Porque la memoria más elemental registra que cuando acabe esta legislatura municipal y autonómica, en 2007, el PP llevará gobernando el Ayuntamiento de Madrid 18 años, de los cuales 16 con mayoría absoluta y dos en coalición con el extinto CDS, y otros 12 años con mayoría absoluta la Comunidad de Madrid. Entonces, ¿de qué se sentían orgullosos el secretario general del PSOE y el de la Federación Socialista Madrileña la noche del domingo pasado?, ¿calculaban, tal vez, que todavía hubiera podido ser peor?, ¿estaban pensando en la posibilidad de continuar anotándose "dulces derrotas" y proseguir así el camino imparable a la diabetes, según sugiere un analista de afinidad incuestionable deseoso, en esta ocasión, de que su ingenio permanezca en el anonimato?.

Cuando el escrutinio del 25 de mayo la distancia que separaba en la Asamblea de Madrid al PSOE del PP era desfavorable en ocho escaños, ahora esa distancia se ha agrandado un 50% hasta sumar 12, mientras Izquierda Unida se mantiene como un parámetro fijo. Entonces vienen los del linimento analgésico y hablan con autoridad para insistir en que las prisas nunca fueron buenas consejeras y recordar además que Zapatero ya nos enseñó desde el primer día de su elección por el congreso de su partido en julio de 2000, va ya para cuatro años, que hay que saber administrar los tiempos.

El nuevo secretario general reivindicó nada más llegar su derecho a perder las elecciones de 2004 y adujo a favor de esa pretensión que Felipe González había perdido las generales de 1979 y José María Aznar las de 1993 cuando todos los pronósticos les daban la victoria. Desde luego, por lo que estamos viendo, la asignatura del saber perder parece básica, se diría que es llave para acceder al curso siguiente, y está siendo cuidada con máxima aplicación.

Convengamos en que la inteligencia siempre aprende de las derrotas, la ciencia avanza mediante ensayo y error. Aceptemos también que hay quienes nunca se recuperan de un éxito. Pero en todo caso se impone el análisis de los fracasos para que destilen enseñanzas válidas. Por eso alguien debe comparecer para dar cuenta de decisiones averiguadas erróneas que además estuvieron marcadas por un plus de capricho personal. Por ejemplo, la de que Trinidad Jiménez encabezara la candidatura al Ayuntamiento de Madrid, la de que Ventura Pérez Mariño estuviera al frente de la lista para el Ayuntamiento de Vigo o la de que fuera vano el intento para situar a Gregorio Peces Barba como reemplazo de Rafael Simancas en la repetición de las elecciones a la CAM.

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Tras las elecciones del domingo y después de escrutar a los focus groups que maneja, explica nuestro sociólogo de cabecera cómo sigue apareciendo la disponibilidad de voto hacia el PSOE. Dice que el 39% obtenido en las urnas del domingo es un porcentaje para aspirar a algo en la convocatoria de las generales de marzo, pero a continuación señala la inconcreción de esa disponibilidad en las actuales condiciones de comunicación pública y de alternativa política. O sea, que al toro.

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